CÚCUTA
Hace seis años, Jetxel Dayana Noriega llegó al balonmano en el colegio Santo Ángel, cuna de esta disciplina en Norte de Santander. El docente de educación física la invitó a participar. No sabía de qué se trataba y ahora luce con orgullo la camiseta de la selección Colombia. A la espalda lleva el bien ponderado 7.
“Este deporte me ha enamorado, porque es único, es completo y es versátil”. A pesar de ese amor por la disciplina, en una ocasión sintió decepción. Ocurrió en los Intercolegiados. Clasificaron a la fase nacional y sin explicación alguna no les dieron el cupo. En esa ocasión no viajaron y le dio duro, porque, junto con el equipo, se habían esforzado durante dos años para obtener el derecho y los responsables de las justas lo negaron.
Esta joven de 18 años, licenciada en Educación Física en formación, sabe que la receta para ser excelente deportista debe contener dosis grandes de constancia, perseverancia y disciplina. A esos valores hay que agregárseles toques de fuerza mental, motivación, inspiración y ponerles todas las especies que llevan a los jóvenes al alto rendimiento.
A la selección nacional, en la categoría Junior, no llegó de la noche a la mañana. No es que se haya acostado como jugadora de club y despertara con el llamado al conjunto patrio debajo de la almohada. La docilidad, la obediencia, el orden, el rigor y el método de preparación fueron suficientes para que se diera la convocatoria anhelada por todo deportista, en cualquier disciplina.
La pócima dio el resultado esperado. Al cabo de los días Jetxel estaba incluida en la lista que representaría a Colombia en el exterior. “Hubo dos días de preparación para el Sudamericano”. Allá, los objetivos fueron alcanzados. “Quedamos campeonas”. Ahora, “el siguiente paso es el Centroamericano, pronto”.
Ser la única cucuteña en Selección la tiene encumbrada en el campo deportivo, pero con los pies en la tierra. “Mucho honor y mucho orgullo por representar al departamento y al país. Siempre, llevándolos en lo más alto”. El énfasis está puesto en que “Norte, arriba”.
Al hablar, se siente la humildad en esta joven, que antepone a Dios por sobre cualquier aspecto humano. “Honrada por estar donde estoy”. Los compañeros de club y de entrenamiento están en constante contacto, por lo que para ellos hablar con Jetxel no es difícil. “Conocen la historia, conocen el proceso. Tener ese apoyo detrás es reconfortante”.
RAFAEL ANTONIO PABÓN