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“La vida de artista es difícil. Es bonito hacer, pero no se ve la plata”. Fotos: / contraluzcucuta.co

REPARACIÓN DE ‘LA BOLA’. Vamos a recuperarla como debe ser, Jaime Martínez

Foto: Juan B.

CÚCUTA.- El 5 de junio de 1940, la colonia italiana donó a Cúcuta la fuente, en forma de esfera, construida en mármol blanco de Carrara. Una franja de bronce, en el centro, señala el motivo del obsequio. También, están inscritos los apellidos de los navegantes italianos Cristóbal Colón, Américo Vespucio, Giovanni y Sebastián Caboto, y Giovanni Da Verrazzano. El montaje correspondió al arquitecto italiano Vicente Nasi. El monumento se instaló en el parque Nacional, conocido como el Parque de la Bola. (Crónicas de Cúcuta)

El Globo Terráqueo, en diferentes momentos de la vida cucuteña, ha sido intervenido para reparar las imperfecciones ocasionadas por el tiempo y la intemperie. Sin embargo, los arreglos, en vez de mejorar la imagen del monumento, han deteriorado las piezas originales de mármol.

Por estos días, los escultores cucuteños Julián y Jaime Martínez se encargan de devolverle la vida a ‘la bola’ y trabajan con especial cuidado para hacer que cada detalle guarde la singularidad de hace 85 años.

Sin culpar a quienes hicieron las refacciones, Jaime Martínez los criticó por no investigar acerca de la labor que debían cumplir y a cambio de marmolina o mármol, utilizaron cemento y pasta. “Se tiraron en todo. Vamos a recuperarla como debe ser. Es un monumento que va de la mano con los años que tenemos”.

El arreglo en el que están empeñados, y que se prolongará por un mes, consiste en dejar la esfera en el estado inicial. Aunque consideró que es imposible, porque el mármol original no se consigue. “Se encontró en un estado deplorable”.

Ahora, la misión que tienen es encontrar cómo tapar esas imperfecciones ocasionas por el uso, incluso, de pintura. No quiso calificar los ‘arreglos’ anteriores como ‘chambones’, pero sí dijo que fueron agresivos. Y responsabilizó de las averías, de manera contundente, a la Secretaría de Cultura Municipal.

La tarea emprendida días atrás tiene el objetivo de darle el acabado pulido y matizado que requiere para devolverle la brillantez que alcanzó en años remotos. La recuperación del monumento será manual. “No podemos meterle una máquina, porque puede hacernos una mala jugada”.

El acicalamiento del globo terráqueo necesita de un molde y elaborar las piezas que remplazarán a las dañadas. Luego, pegarlas. “Hacerlas en el sitio con marmolina es difícil”. Las que darán mayor briega serán las de la parte baja del monumento. Además, la mezcla debe contener ingredientes que combatan los hongos.

Los escultores Jaime y Julián Martínez han tenido la oportunidad de reparar cinco monumentos en la ciudad. Especialmente, han tratado los homenajes a Santander, Juana Rangel de Cuéllar, Antonia Santos y el de la calle 11A (sin nombre ni autor). Teniendo en cuenta estas tareas ejecutadas, “es un deber dejar una gaceta escrita que diga cómo se encontraron, cuál era el estado natural. Que se diga, esto lo encontramos así”.

La publicación estará sustentada con fotografías y reseñas literarias. “En las esculturas a lo que más daño les causan los vándalos son las orejas y la nariz”. En algunos casos han detectado huellas de disparos.

La experiencia de Jaime Martínez, “si Dios me da licencia”, quedará plasmada en un libro. Escribirá anécdotas y describirá su obra. El título está definido: La verdadera historia del arte en Norte de Santander. El contenido versará sobre cómo se han hecho los trabajos, respaldado por las fechas. “Buscaré nombres propios de los personajes que se han tirado los monumentos”.

El talento es heredado del padre, hombre sin estudio académico, pero con chispa para el arte. Le gustaba la buena música, escuchaba a los autores clásicos.

Jaime terminó el bachillerato y el anhelo era ser arquitecto. No consolidó ese sueño y estudió obras civiles. La ingeniería no le gustaba, pero apareció delineante de arquitectura e ingeniería. Ahí se defendió hasta cansarse.

“La vida de artista es difícil. Es bonito hacer, pero no se ve la plata”. Lo dijo, porque hubo una época en la que su hermano Julián era el escultor de turno y todas las obras se las encomendaban. Alcanzó a sumar 17 monumentos, entre los que destacan Virgilio Barco (en la entrada a Cúcuta), Santander (en El Malecón), Juana Rangel (Diagonal Santander).

Esa fue la escuela a la que asistió Jaime para ‘graduarse’ como escultor. Ha trascendido en el ámbito cultural, tiene reconocimiento del Ministerio del ramo, ha participado en salones regionales y nacionales. No tiene una obra pública, pero tiene buenos proyectos para ejecutar. Uno es el monumento a los migrantes.

RAFAEL ANTONIO PABÓN

rafaelpabon58@hotmail.com

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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