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Primer round de bronce

TIBÚ.- José Euginio Mosquera considera la medalla de bronce, conseguida en los Juegos Nacionales 2012,  como el primer round de una dura y crucial  batalla que hace varios años emprendió en las lejanas tierras ancestrales llenas de historias místicas, de mártires y de riqueza. Contradictoriamente, la inequidad y la ignominia de la sociedad egoísta y consumista la convirtieron en una de las zonas más pobres y afligidas del país.

La infancia, llena de necesidades y dificultades en el natal Chocó, impulsó a la familia Mosquera a zarpar  en busca de horizontes, a la conquista de tierras desconocidas, bellas y vastas. En El Catatumbo hallaron la oportunidad para sobreponerse a las necesidades y encontraron tranquilidad. Aportaron una nueva forma de vida y pluralidad de costumbres a una composición de erudiciones como lo es Tibú, característica que lo hace único entre los municipios de Colombia.

En 1991,   José Euginio, tenía 7 años. Empezó  a vender dulces en las calles hasta que conoció al primer entrenador, Alirio Macías Plata. Por sus recomendaciones y lecciones forjó un futuro prometedor en el boxeo. La disciplina deportiva, paradójicamente, no tenía antecedentes en este lugar del país.

En 1999, bajo la conducción de Antonio Valdez y Santo Manuel García, se dio lo que hacía mucho tiempo buscaba, la oportunidad de boxear en representación de Norte de Santander, tierra adoptiva. El sueño se cumplió en los Nacionales de Bogotá 2000.

Desde ese momento participó en todas las competencias boxísticas. Se fijó como máximo objetivo llegar a ser profesional. El camino a la meta final parecía despejado y sin obstáculos. En el campeonato regional Cachaco, organizado por la Federación Nacional de Boxeo, en Villavicencio, enfrentó  al local Roy Peñalosa y alcanzó la final. Corría el 2002.

Después de una reñida pelea se alzó con el título de campeón nacional. Mosquera llegó a la cúspide. Había dado el gran primer paso de la prometedora carrera.

Todo parecía indicar que Tibú tendría el primer boxeador profesional. En el 2005, Bucaramanga fue el escenario elegido para el salto del anonimato a la fama. La gloria lo aguardaba,  pero un imprevisto con la pelea consumó las esperanzas de este gladiador. Es como si hubiera sido la antesala de la racha negativa que lo hundió y le arrebató la posibilidad de conseguir un nuevo título y labrarse el futuro.

No quedó más remedio que regresar a Tibú a trabajar y a abandonar los sueños. No fue fácil aceptarlo. La vida continuó y de este hecho sacó provecho. “Las cosas en la vida no son fáciles, para todo hay que luchar y es eso lo que más valoramos”.

Los sueños y las aspiraciones de ser profesional llegaron al final. Sin haberse iniciado en el mundo  del boxeo debía ‘colgar los guantes’, dejar a un lado los entrenamientos y dedicarse a otro oficio, muchas veces no bien visto por muchos. El mototaxismo era la única opción de vida. El trabajo, a pesar de ser informal, se volvió popular en muchas regiones y ciudades de país.

Sin embargo, tiempo después logró escapar de ese bache. Llegó  el momento y mientras trasportaba pasajeros en motocicleta, una llamada le dio el vuelco a su vida y renació la esperanza. Los guantes, el saco de arena y otras herramientas de entrenamiento debían desempolvarse.

Víctor Rueda, director del Instituto Municipal del Deporte de Tibú (DeporTibú), fue el portador de una de las noticias más importantes y esperadas por José Euginio, representaría a Norte de Santander y a Tibú en los Juegos Nacionales 2012.

Se trasladó a Cúcuta y entrenó fuerte para retomar el nivel. DeporTibú se comprometió a ayudarlo con la alimentación y el Instituto de Deportes de Norte de Santander (Indenorte) pagaba el hospedaje. Estos aportes no eran suficientes, porque debía pagar otros gastos y no podía cubrir.

La solución, buscar una entrada económica para no dejar sucumbir los sueños. La única opción que contempló fue trabajar como ayudante de construcción en la remodelación de los escenarios deportivos de la capital nortesantandereana.

Después de pasar por estos inconvenientes, sabía que en  la vida había enfrentado retos más duros.  La competencia inició. José Eugiunio, luego de mucho tiempo, regresaba a un cuadrilátero. El desasosiego y la ansiedad gobernaron su cuerpo y por momentos se convertían en los principales oponentes.

El primer rival, un nariñense, no puso problemas. En la semifinal, a un paso del máximo objetivo, se encontró con Oswaldo Sánchez (Tolima), favorito de la serie. Los pronósticos no fallaron y el sueño dorado del púgil tibuyano llegó al final.

No era fácil aceptar la derrota después de haber pasado por tantas adversidades. Con cabeza fría vislumbró que ese episodio sería el primero, pero no el último que debía afrontar en su carrera. Después de recordar la vida y el sinnúmero de obstáculos que flanqueó para estar en el cuadrilátero vestido con los colores del departamento y en representación de la raza pujante y valiente de los tibuyanos, comprendió que la batalla hasta ahora iniciaba y que en el próximo round debe ser contundente y decisivo. Los habitantes del municipio lo recibieron como campeón y se convirtió en  personaje de Tibú.

“No me queda más que darles las gracias a todas aquellas personas que hicieron posible mi sueño, quienes siempre confiaron y pusieron sus buenos deseos y sus oraciones en mí. Gracias, mil gracias”.

Las palabras nacieron en el alma de un campeón, de un victorioso  ser que les ganó la partida a la pobreza y la mezquindad de esta sociedad, y que hacen recapacitar y  reflexionar acerca de las miles de oportunidades que seres como Euginio quisieron tener y dejaron pasar sin comprender el valor de la vida, que lastimosamente se conoce cuando se vive en la desventura.

Sólo resta esperar la vuelta a los cuadriláteros y demostrar que la pelea de la vida hasta ahora vive el primer round.

ELIBARDO LEÓN ESTÉVEZ

eleones89@hotmail.com

 

 

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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