SAN CRISTÓBAL – (Venezuela).- Monseñor Mario Moronta Rodríguez, obispo de San Cristóbal (Venezuela), pidió las autoridades civiles y militares proteger a los ciudadanos y limitar el uso de bombas lacrimógenas que afecta a la colectividad.
“Repudiamos todo acto de violencia, cuyo saldo es de muertos y heridos”, expresó prelado ante los actos violentos suscitados en el Estado Táchira. “A las autoridades correspondientes les pedimos que cumplan su deber de mantener el orden público y proteger a los ciudadanos, pero sin excesos ni acciones que vayan en contra de los derechos humanos fundamentales”.
Les pidió que se rijan por las disposiciones legales del sistema jurídico nacional e internacional. “Se oye el clamor de muchos que se ven afectados de manera directa o indirecta, al tener que atender a familiares y vecinos que sufren a consecuencia de los efectos nocivos de dichas bombas”.
Monseñor Mario Moronta recordó el derecho que tienen los miembros de la sociedad a la protesta, “pero dentro del debido respeto a los demás y sin violencia de ningún tipo”.
Dijo que ni con barricadas, ni con la quema de vehículos ni de instalaciones educativas o de otro tipo se lograrán la paz y la concordia. Por eso, es necesario que se profundice en una propuesta que sea cívica y que respete a los demás”.
Recordó las razones para manifestar y denunció la corrupción en la especulación con los precios con la excusa de la protesta. “Existen muchas razones para protestar, el desabastecimiento, la inseguridad, el alto costo de la vida, a lo que se unen el contrabando y la especulación”.
“Hemos visto cómo no pocos inescrupulosos, en los últimos días, con la excusa de la protesta, han subido el costo de muchos servicios y mercancía a precios exorbitantes. Eso no es ni justo ni ético”.
Hizo un llamado al Gobernador, a los miembros del Consejo Legislativo, a los alcaldes, a los dirigentes políticos de todas las organizaciones, a los estudiantes, a los dirigentes de los gremios para que “dejen a un lado intereses particulares e individualistas” y se encuentren no solo para dialogar “sino para dar pasos ciertos en la búsqueda de soluciones concretas”.
Insistió el Obispo que para ello “es importante desterrar otro tipo de violencia como es la del lenguaje ofensivo y descalificador”.
Reiteró la voluntad de la Iglesia Católica de promover encuentros en orden a la paz. “No sólo ofrece sus espacios (templos, curia, colegios), sino su mediación para que se logre lo que todos anhelamos, como es la paz social, el compromiso de todos para resolver la situación que atraviesa nuestra sociedad”.
“En este tiempo de cuaresma, además, los sacerdotes, los catequistas y todos los dirigentes laicos de nuestras comunidades están llamados a cooperar con la paz, pero sobre todo por ir creando el clima para la reconciliación de todos los hombres y mujeres de nuestra región y del país. Este es un servicio que encuentra su apoyo en la Sagrada Escritura y un modelo en Jesucristo, el Dios de la Vida y de la misericordia”, concluyó el Obispo.