1.- Entre todos los problemas que vienen advirtiéndose en el mundo y acelerando su influjo, por los procesos de cambio que genera el cambio climático y el reacomodamiento ambiental, el correspondiente al agua, debiera ser la primera y más urgente atención de los gobiernos, sin excepciones. El registro de lo que acontece en Casanare, donde han muerto más de 20.000 animales en las últimas semanas y los datos que suministra Unicef, que señala que 1400 niños mueren a diario por carencia de agua y que hay 760 millones de seres humanos que no tienen acceso a este vital elemento, nos obliga a mirar sobre lo nuestro y a reconocer que dentro del contexto fronterizo que nos determina el agua debe constituir objeto de la más prioritaria consideración, porque los ríos, que son nuestro soporte, no son los mismos de hace 100 o más años. Han disminuido el caudal y las consideraciones y reglamentaciones que para reparto de aguas se hicieron, como ocurrió con el limítrofe río Táchira, no operan, ni existen, como lo viven y experimentan los habitantes de Villa del Rosario, San Antonio y Ureña. Y que de manera pronta deben unirse para que de manera solidaria, fraterna e integral, se constituyan en los legítimos promotores de las acciones que conduzcan a la implementación de auténticas y trasformadoras asistencias y ayudas, mediante la conjugación de esfuerzos tanto de Colombia, como de Venezuela, que bien podrían llevarse a cabo mediante la participación de Corponor y Corposuoeste-que debe resurgir – tal como se llegó a precisar entre las conclusiones y acciones de la Declaración de Ureña, de 1989, pero que se frenaron después del retiro de Venezuela de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y del exagerado centralismo de Bogotá y Caracas.
2.- Es bueno anotar que quienes propugnan por el proyecto Cínera, que tuvo por iniciador a ese gran nortesantandereano, el ingeniero Senén Botello, deben establecer contacto con el destacado, meritorio y condecorado ingeniero e historiador Carlos Sanclemente Orbegoso para que lo inherente al concepto técnico del proyecto, incluyendo lo referente a la clasificación y valoración de las tierras, se estudien y confronten con las tesis y argumentaciones que expuso a la administración departamental, en tiempos de Hernando Ruan Guerrero, al analizar geológicamente y en otros aspectos, lo pertinente a la iniciativa que busca la solución de la temática expuesta y ampliada en lo regional y sin olvidar lo consecuencial con lo agrícola y ganadero.
Aludimos al ingeniero Carlos Sanclemente Orbegoso, porque conocimos su trayectoria, los reconocimientos nacionales e internacionales por el profesionalismo y hablamos con él, quien a sus 92 años –como nos los indicó –advierte que ha precisado y con responsabilidad lo que estimó sobre ese proyecto. Y, porque hay algunas acciones y empeños que son inviables-según él-. Situación que por responsabilidad y ética transmití a los asesores de los empeños de Canadá e Israel –interesados en el proyecto – para que buscaran, confrontaran y evaluaran con especial detenimiento las argumentaciones y realidades, de manera pronta. Para provecho y beneficio de todos.
3.- Lo expuesto y referido ¿para qué? Para que todo lo que se haga e intente regionalmente se haga bien y se logre la solución que se ansía. ¿Cómo? Mediante la gestión responsable y compartida de todos, en un auténtico y evolutivo esfuerzo fronterizo, que vaya sobre lo esencial e irrenunciable, porque todo lo alusivo al agua, sin lugar a dudas, es urgente y un real e indiscutible problema planetario.
JOSÉ NEIRA REY
Notas al margen