MEDELLÍN.- Manuela, Mauricio y Camilo. Hoy, la alegría que sintieron al recibir el grado como profesionales nos corresponde expresarla a nosotros, como padres, familiares y amigos. Juan Gonzalo y Nena, Marco y Rosalba, Myriam y Yo, solo tenemos palabras de aliento para ustedes, porque de aquí en adelante comienzan otra etapa en la vida. Las responsabilidades crecen y los problemas aumentan. Los niños comienzan a pensar como adultos y miran el porvenir de manera diferente.
Este momento grandioso, ansiado en cada familia, es significativo por el esfuerzo de sus padres para apoyarlos en cada decisión tomada y en cada determinación asumida para cumplir las metas propuestas. Seguro, pasaron momentos difíciles, representados en trasnochos, viajes largos, insomnio, jornadas con hambre, traslados a sitios impensados, recorte en diversión, retrasos en el aprovechamiento del tiempo libre y muchos otros de esos aspectos que disfrutan los jóvenes de su edad.
Para el caso de Mauricio y Camilo separarse de la casa, dejar las costumbres cucuteñas para aprender a convivir al mejor estilo paisa, abandonar los amigos para buscar nuevos compañeros y cambiar una ciudad pequeña por esta metrópoli fue difícil. Sin embargo, supieron sobreponerse y hoy coronan el sueño con el que despertaron un día en Cúcuta y que ahora es realidad en Medellín.
A Manuela no le resultó más fácil el camino, pero tener al lado a los padres le daba la garantía de contar con esa voz de aliento indispensable para superar los obstáculos. Esa ganancia la supo compartir y el resultado es que hoy están los tres en plena celebración y a nuestro lado.
Como padres, a la universidad Nacional, sede Antioquia, le entregamos unos jóvenes recién salidos del colegio, inmaduros en algunos aspectos, consentidos, desconocedores del mundo que comenzaban a explorar, pero cargados de ilusiones y con el deseo de aprovechar esa oportunidad ofrecida por la vida.
Hoy, recibimos a una mujer y dos hombres formados en valores, con conocimientos, con un título profesional, con la mente despejada, con el futuro seguro, con la mirada puesta en el porvenir. La misma universidad nos devuelve a unos hijos maduros, grandes en pensamientos, inquietos por el saber, diligentes para demostrar lo aprendido en las aulas y soñadores.
A Dios elevamos nuestra oración para agradecer este gran favor recibido. De ahora en adelante quedamos en deuda y confiamos en que el ejemplo que Manuela, Mauricio y Camilo den con su vida profesional lo reciba como paga. En sus manos ponemos a nuestros hijos hechos ingenieros, como se los pusimos años atrás cuando apenas ingresaban a la universidad.
Familiares y amigos, a ustedes, que estuvieron pendientes del desarrollo de nuestros muchachos y que de una u otra manera siempre quisieron saber qué ocurría con ellos, muchas gracias por el apoyo moral y espiritual que les ofrecieron y nos dieron. Sin ese aliento el camino hubiera mostrado más obstáculos y las espinas de las rosas hubieran lastimado más.
RAFAEL ANTONIO PABÓN
Foto: www.contraluzcucuta.co
El éxito entra en casa del que dice todos los días : daré lo mejor de mí . Paulo Coelho. ” Felicitaciones “.
Muchas felicitaciones a los padres y a los muchachos. ¡Éxitos!