CÚCUTA.- La situación caótica que afronta el Cúcuta Deportivo ha despertado, en los últimos días, voces desemejantes y diferentes en procura de una salida pronta. Varias de esas flechas apuntan a vender el equipo, otras a conformar una nueva institución y las demás a reformar el club que hay.
El ingeniero Segundo Antonio González desmintió que esté interesado en tomar las riendas del cuadro motilón, en este momento de crisis administrativa, financiera y deportiva.
En la ciudad corrió el rumor que el especialista en petróleo invertiría en el once rojinegro. La respuesta fue contundente. “No me interesa el Cúcuta Deportivo”.
A cambio, propone armar otro equipo para la ciudad en cualquiera de las dos categorías (A y B). Para darle rienda suelta a esa idea “le propuse a un grupo de personas que nos gusta el deporte, organizar una empresa”.
El miércoles, al regreso de Bogotá, el gobernador William Villamizar habló de vender el equipo. “Ojalá haya una empresa que lo compre”. El cuadro fronterizo tiene activos por $18.000 millones y pasivos por $16.000 millones, varias cuentas embargadas y procesos que no lo dejan prosperar.
Las deudas incluyen a varios jugadores que salieron del club tiempo atrás. “El Cúcuta es privado, es de unos accionistas”, dijo Villamizar, aunque reconoció que a Norte de Santander le interesa que haya equipo, y que no se lo lleven para otra plaza.
Los candidatos a la Alcaldía de Cúcuta también han terciado en el asunto del once motilón. En varias oportunidades han manifestado, como parte de las promesas de campaña, que ayudarán al cuadro fronterizo para que supere la crisis que lo cobija.
PROPUESTA DE SEGUNDO ANTONIO
En el 2010, Carlos Cañón, exjugador rojinegro, le propuso a Segundo Antonio González la idea de comprar una ficha para el torneo de la Segunda División.
Sin sacarle el quite, el ingeniero respondió que la empresa que tiene en mente partiría de la siguiente base:
1.- Convocar a 30 personas que aporten $30 millones cada una.
2.- Convocar a 100 personas que aporten $10 millones cada una.
3.- Convocar a 200 personas que aporten $5,0 millones cada una.
Entre todas se reunirían $2.900 millones, dinero que serviría de base para organizar un equipo nuevo, fresco, con buenos jugadores profesionales, con ficha propia y con un nombre que signifique lo mejor de los valores, e iniciar un proceso constructivo hacia adelante.
Los recursos se invertirían en:
1.- Adquirir la ficha del nuevo equipo.
2.- Crear una tienda deportiva que distribuya agua, productos alimenticios, bebidas y prendas deportivas. Todo con la marca del equipo.
3.- La nueva empresa deportiva debe ser una marca registrada en la Superintendencia de Industria y Comercio con las protecciones debidas de Ley.
“Los números pueden ser diferentes si se quiere. Una vez convocadas las personas, aceptadas las ideas, con aportes nuevos de todos a la propuesta, etcétera, la firma o empresa deportiva, será sociedad anónima”, explicó.
Los resultados deportivos y el posicionamiento del equipo en el torneo impulsarán la capitalización con nuevos socios. “El crecimiento lo marcará la buena gerencia, que responderá ante la junta directiva, que representará bien a los asociados”.
El sector público no estará alejado de la empresa y si lo desea podrá participar con inversiones en acciones, indicó Segundo Antonio González a manera de invitación a los gobernantes que ganarán las elecciones el 30 de octubre.