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El Tarrita, antes de la avalancha de mayo, era un punto geográfico desconocido para el resto de Colombia. Quizás, solo en la subregión occidental de Norte de Santander se sabía de la existencia de esta vereda, perteneciente a Ábrego. Está a unos 100 kilómetros al sur de Cúcuta y salió a la luz por la emergencia que dejó incomunicado a Ocaña con la capital del departamento.
Desde entonces, el Gobierno ha estado al tanto, por intermedio de las correspondientes instituciones, para restaurar la infraestructura vial y restablecer el tránsito vehicular. La última visita al lugar la hizo la directora de Invías, Mercedes Gómez, quien recorrió el corredor Ocaña-Cúcuta, acompañada por María Constanza García, viceministra de Infraestructura.
Las funcionarias constataron los trabajos de pavimentación de los accesos a los puentes temporales, instalados para dar mejor tránsito por los sectores en los que no se pudo llegar a la cota antes de la avalancha.
“Se necesita el concurso de varias entidades que nos permitan reencauzar el río para que se aleje de los taludes de la carretera”, dijo Mercedes Gómez. El río, permanentemente, golpea en algunos puntos el talud de la carretera debido al cambio del cauce.
“Está ocasionando nuevas situaciones que en el momento de la avalancha no tenía la carretera”, aseguró la directora de Invías
