CÚCUTA.- El consuelo, dice el refranero, pertenece a los tontos. Sin embargo, cuando ese regocijo lo catapultan los triunfos ante el campeón del fútbol profesional colombiano el dicho queda a un lado. Dejar en el camino, nada menos que al encopetado Junior de Barraquilla, ganador de la décima estrella en el segundo semestre, hincha el corazón y hace soñar a los aficionados rojinegros.
Paso a paso el Cúcuta Deportivo escribió su nombre en las páginas de la Copa Colombia 2023. El 27 de julio, los cucuteños que asistieron al General Santander vieron uno de los buenos partidos del año. El visitante no era otro que Junior de Barranquilla. Los temidos tiburones cargan a donde van con las charreteras pulidas y las muestran para intimidar a los rivales.
A la capital de Norte de Santander llegaron ese día con las ínfulas que da el ser uno de los equipos que siempre están en los primeros lugares de la tabla del rentado nacional. Al frente tenía a un histórico que se pasea por la segunda división con momentos de gloria, pero no suficientes para recuperar la presencia en la máxima categoría.
Los locales, merced a un tanto en contra de Olivera (24’), abrieron el camino al éxito. Agudelo (50’), Estupiñán (56’) y Ríos (67’) completaron la tanda. Los barranquilleros tuvieron en Fuentes (55’), Rojas (60’) y el inmortal Bacca (72’) los anotadores para dejar en el recuerdo siete goles de difícil olvido.
La vuelta, el 16 de agosto, en el Metropolitano emparejó el global. De nuevo el gran Bacca venció a Mastrolía y puso saltar a los hinchas. Ocurrió en el minuto 14. Otro grande, pero vestido de rojo y negro, igualó el marcador. Agudelo (54’) dio la mayor alegría a los cucuteños que acompañaron al equipo y a los que se quedaron en casa con la fe a todo timbal.
El fútbol, en ocasiones, se reserva lo mejor del partido para un momento impensado. El juez del compromiso alargó el encuentro 10 minutos. En el 90 + 8, penal a favor del local. 90 + 9, gol (2 – 1). A definir el pleito desde los 12 pasos. Cifras finales: global, 5 a 5. Penales: 4 a 3, Cúcuta a la siguiente ronda de la acariciada Copa.

Turno para Medellín
Once titulares bajaron de la montaña paisa para correr por el General Santander en busca de la consagración. La experiencia y las seis estrellas que relucían en el escudo podían encandilar a los motilones y opacar la solitaria estrella que se posó, en el lejano 2006, en lo alto del escudo rojinegro.
Nuevamente, el fútbol dejó escapar el hálito de la sorpresa. El forcejeo durante el partido daba para que el marcador se mantuviera cerrado. Pons tenía otro pensamiento y al minuto 87, cuando expiraba el encuentro y los aficionados se resignaban a sumar un punto, les dio el triunfo a los antioqueños. La diferencia no era enorme, pero al repasar las estadísticas, Medellín aparecía como buen anfitrión y excelente dueño de casa.
En la primera semana del mes de las brujas fue el desquite. El Atanasio se vistió de fiesta para ver el paso del DIM a la siguiente ronda de la Copa. Eso no era lo que tenían deparado los dioses del balompié. Tanto en el olimpo futbolero como en el estadio las acciones y las discusiones quedaron empatadas en la sumatoria de los dos choques (2 – 2).
De nuevo la definición sería a punta de penales. Y de nuevo Cúcuta Deportivo se impuso. Y de nuevo los motilones le ganaban a uno de los de la A.
No es increíble, tampoco es consuelo de tonto. Es una realidad, los campeones de la Liga en 16 ocasiones fueron superados por los rojinegros. Lástima el desenlace final en este campeonato que mide fuerzas entre chicos y grandes.
RAFAEL ANTONIO PABÓN
 Contraluz.CO Sólo Periodismo
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