CÚCUTA.- Los graderíos del complejo tenístico se llenaron. El cupo previsto por los organizadores se desbordó. Por fortuna la entrada era gratis, si no los revendedores hubieran hecho su negocio. Y llegó gente de toda pelambre.
En un principio hubo temor por el comportamiento del público, por el ardor con que viven el deporte, por la agresividad verbal que dejar ver en la Toto y el General Santander, por la fogosidad a la hora de condenar a los adversarios y por lo desparpajados en el momento de protestar una decisión del juez.
En la apertura del Grupo 1 de la Zona Americana de la Copa Davis el ruido fue menor. Los aficionados acataron cada llamado del árbitro central y obedecieron. El silencio, en ocasiones, se alargó para evitar sanciones contra la plaza. Así lo entendieron.
Alejandro Falla y Santiago Giraldo sintieron el respaldo moderado de los cucuteños. Los gritos no provocaron desespero en los rivales y al final la calificación para los asistentes fue buena. Al término del partido no se habló con los protagonistas sobre el particular.
En la segunda jornada (sábado) se disputó el partido de dobles. Los que no asistieron el viernes por cuestiones laborales llegaron temprano y cogieron un puesto estratégico. Prepararon la garganta y en los momentos precisos sacaron a relucir el cucuteño que se lleva por dentro.
Desde el graderío de occidental tronó la voz que asumió el papel de cantante y aupó a los nacionales hasta el desespero de los visitantes uruguayos. La protesta no fue escuchada por el juez, que a cada instante pedía silencio y en respuesta encontraba más gritos.
“Colombia, Colombia, Colombia” fue la consigna que tronó en los momentos cruciales del encuentro y cuando Robert Farah y Juan Sebastián Cabal necesitaban más apoyo. En ocasiones pidieron desde la cancha ese fragor cucuteño, porque parecía que sucumbían.
“Sí se puede, sí se puede, sí se puede” les dijeron los aficionados a los tenistas criollos para animarlos a ganar el punto que daba el paso a la siguiente ronda. “Me sentí en el estadio”, dijo un asistente, aunque sin molestarse por la manera de reanimar a los deportistas.
“Se vive, se siente, Cúcuta está presente”, otra consigna salida de los pulmones motilones para recordarles a directivos y jugadores que cuando quieran ganar otra serie solo tienen que pedir a esta capital como sede de los partidos.
“Uruguay, Colombia es tu papá”, les dijeron a Ariel Behar y Marcel Felder, quienes tenían mucho con soportar el inclemente calor del medio día y la presión de los rivales, como para que les recordaran al progenitor.
Entre gritos, bulla, ruido y desobediencia al juez trascurrieron tres horas y 20 minutos de ardiente juego. En el cerebro de los charrúas resonarán por muchos días esas palabras perturbadoras con sabor cucuteño. Y de entre tanto alborozo surgió el morigerador para calmar los ánimos. “Usted es colombiano, no bolañero(1)”.
RAFAEL ANTONIO PABÓN
Foto: JOHN MANUEL REINOSO
(1).- Bolañero: Persona mal hablada, de mal comportamiento.
Diccionario cucutoche – Carlos Africano.