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“Para nosotras, las Mujeres Buscadoras, lo más importante es encontrar a nuestros desaparecidos”, dijo Yadira Rodríguez. / Fotos: Tomadas de video

ASOMUB – DEJANDO HUELLAS. Mientras no te encuentre, te seguiré buscando

CÚCUTA.- Han pasado 27 años, cinco meses y 21 días. Es la cuenta que lleva Omaira Contreras desde el último momento que vio con vida a su hermano Eriberto. Era miércoles, 7:30 de la mañana, Andrés David le dijo a su madre Miyerlander Barreto, ‘mami, guárdeme almuerzo’. Salió de la casa y no regresó al mediodía. Dany Arévalo despidió a su hijo Juan Carlos Niño con un beso en la frente. Desde entonces no sabe nada.

“Por muy similar que sea su desaparición, ningún caso es igual”. Es la voz de Yadira Rodríguez, presidenta de la Asociación de Mujeres Buscadoras – Dejando Huellas (Asomub), que verá la luz jurídica este 31 de agosto con el objetivo de encontrar a los 33 familiares que buscan con afán.

Estas mujeres siguen tras las huellas de las vidas que la guerra les arrebató. Son hijos, padres, hermanos o esposos. Mantienen la esperanza de hallarlos para vivir tranquilas el resto de sus días. Hoy, no tienen sosiego y los pensamientos están dispersos entre el pasado y el presente.

Claudimar Rondón recuerda a Yorman Josué, su hermano, como ese hombre espontáneo, alegre. La casa, hace mucho tiempo, se siente vacía porque faltan esas ocurrencias con las que salía siempre. Carolina Duque no olvida las canciones que gritaba a todo pulmón su hermano Alexis y a cada instante. Ahí le guarda el trofeo que le pertenece y espera ponerlo en sus manos. Rosa Reyes tuvo un hijo, Raúl, lo crio y lo hizo su vida. Ahora, llora en medio del desconsuelo, porque no sabe dónde está.

“Para nosotras, las Mujeres Buscadoras, lo más importante es encontrar a nuestros desaparecidos”, dijo Yadira. No le interesa lo que haya sido, lo que fue o lo que dejó de ser. “Esperamos encontrarlos, bien sea vivos o muertos”.

María Gutiérrez recuerda que, el 23 de diciembre, algunas personas llegaron a la casa para contarles a la madre y demás familiares que a su hermano Elmer Antonio lo habían desaparecido. No hubo más navidades alegres, sino fiestas tristes. Gloria Rivera busca, desde el 16 de abril de 2010, a Roberto, su hijo. Era viernes, 3:00 de la tarde. Han transcurrido 14 años en medio de la lucha por saber que ocurrió y porqué. Doris Mateus, como madre, se ha desesperado en los últimos años por la desaparición de su hijo Edurad Yadir. Las cuatro hermanas han publicado fotos y datos en las redes sociales en procura de información. La respuesta aún no llega.

“Pueden pasar años, pero el solo volverlos a ver nos quitará la esperanza de encontrarlos y nos quitará las fuerzas de seguir buscándolos”, dijo Yadira. La Asociación de Mujeres Buscadoras comenzó a hacer presencia en la sociedad cucuteña el 6 de junio.

María Castilla continúa apegada a Dios y pidiéndole, cada día, que la guíe para encontrar a su hermano Edgar Iván. Beatriz Patiño se motivó a buscar a su hijo Juan Carlos por amor. Es lo más grande que puede hacer una madre. Edilma Arévalo está convencida de que esta situación de buscar a su hermano José Ricardo no la hace fuerte, sino que por el contrario la debilita en el diario vivir.

“Es una lucha continua. Y para nosotras, que ya perdimos a un ser querido de la peor manera, no existe otro miedo mayor”, afirmó Yadira, aunque mantendrá el ánimo arriba en esta tarea.

A Nidia Suescún le preocupa que le suceda lo que le pasó a su mamá, que murió con la esperanza de encontrar a su hijo Armando que vio partir y no volver. Duvis Alfonso pide ayuda, a quien sea, para buscar, que nos las abandonen en este esfuerzo solitario de encontrar a su hijo Franklin.

María Roa busca a su hija Paola Andrea, y en medio de la tristeza les envía un mensaje a estas mujeres desconsoladas y descorazonadas. Las anima a luchar en grupo, porque ‘una golondrina no hace verano’.

“Estamos sobreponiéndonos al dolor, al sufrimiento, a las inclemencias de no ser escuchadas. Por eso, 30 Mujeres Buscadoras decidimos unir nuestros lazos de solidaridad para ser persistentes, resistentes, en búsqueda de la memoria de todo un país”, dijo Yadira.

Nancy, Doris, Elibeth, Gloria, Mery, Olga, Socorro, Ofelia, Berenice y Rosmira también viven esta tragedia que les ocasiona la incertidumbre de saber si ese ser querido que buscan esté vivo.

“Si los mataron, entréguenos sus restos. Ya los desaparecieron, los mataron, no sabemos cómo, porque eso es lo que nos mata a nosotras. Si los mataron ¿qué les harían? ¿los torturaron? ¿los tuvieron amarrados? ¿cuánto tiempo? ¿comieron, no comieron? ¿fue a tiros? ¿fueron cortados? Son miles las preguntas que nos hacemos”, concluyo Yadira.

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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