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MERCADO DE GUAIMARAL. Las grandes cadenas opacan a los mercados tradicionales

  • CÚCUTA.- Los feligreses de la parroquia San Juan Bautista salen de la misa dominical, cruzan el parque ‘Carlos Ramírez París’ y toman el rumbo hacia la plaza de mercado del barrio Guaimaral. Son las 8:00 de la mañana, la temperatura en Cúcuta es cálida.

A la entrada está Antonio, vendedor de verduras,  alto, de semblante serio y tosco. Los fines de semana, tiene por costumbre llegar tarde a abrir el negocio.  Entre tanto, en la acera del galpón, después del amplio parqueadero, otro hombre recibe a los marchantes con una sonrisa y los invita a comprar los productos que exhibe en la carreta vieja.

La fachada de la plaza tiene aspecto deteriorado, demuestra más de medio siglo de antigüedad, aunque la edificación es resistente y estable. En la parte interior conserva lo arcaico y sencillo de una construcción primitiva.

Algunos de los compradores aprovechan la oportunidad para desayunar o tomar un refresco, cerca de los puestos de venta de las frutas y las hortalizas. Al cruzar el  angosto pasillo, están los locales de verduras y legumbres, con variedad de surtido. En cada esquina un puesto de venta de pasteles espera a los visitantes.

Hace más de una década los vendedores se han visto afectados  por la presencia de las nuevas cadenas de supermercados y miniabastos instalados en Guaimaral, situación que obligó a muchos propietarios a abandonar los puestos de trabajo. Otros, se fueron porque envejecieron en esta labor y los demás porque se enfermaron.

El ambiente que se vive en este lugar es desolador. De 39 locales solo funcionan 15, lo se presta para que el sitio sea pacífico y poco bullicioso, a pesar de que algunos ponen música para ponerle ambiente  a la jornada laboral.

´Pepe´ es el administrador de la plaza. Como vendedor conoce todo lo relacionado con el expendio de carnes y es reconocido como uno de los mejores cortadores en la ciudad. La clientela fija llega de diferentes partes de la ciudad  y de Los Patios, sin importar la distancia. La atención y el buen servicio que brinda atraen a los marchantes que, a veces, solo lo visitan para compartir vivencias.

Esteban tiene 55 años, es de estatura baja, pocas líneas de expresión se marcan en su cara, el cabello es blanco cenizo y tiene cuerpo fornido. “Es un hombre con porte”, dijo la antigua administradora de la plaza y le susurra al oído “estás muy lindo”. El hombre es cliente de la plaza hace más de cuatro años y exigente en lo que compra. Recorre el lugar, escoge las verduras y las frutas en el puesto de Antonio y el pollo y la carne donde ‘Pepe’.

  • ¿Más para Antonio? Ese lo que tiene es la solitaria – dijo un vendedor al ver pasar los platos de comida.

Antonio, los sábados, demuestra un hambre interminable. Le pide a Osmar que le prepare una bandeja de ensalada de verduras y otra de carne. Luego, repite la porción de verduras.

Sofía pasa de 70 años, es alta y erguida, delgada y conservada físicamente. Es clienta antigua de ‘Pepe’. Casi toda la vida ha merado en esta plaza y ahí, en el barrio Guaimaral, cumplirá las bodas de diamante.

La antigua administradora de la plaza, es una mujer de carácter fuerte. En ocasiones hace bromas con algunos vendedores. Fue despedida por problemas personales. Cada propietario de puesto debe pagar $ 3000 diarios para el mantenimiento del mercado, los gastos de luz y agua, y el vigilante del parqueadero. Algunos, han caído en el vicio de pagar cuotas extras, cuando piden al paga diario, porque se ven cortos de dinero y evaden la responsabilidad.

Al fondo de la plaza hay una imagen de la Virgen y otra del Sagrado Corazón de Jesús, que por su antigüedad tienen un alto costo. Los vendedores, en señal de respeto y devoción, se persignan al iniciar las labores diarias y les piden  que sea un día productivo. Allí, ‘Pepe’ pide que el mercado vuelva hacer el mismo de antes.

KEVIN CARRASCAL y TATIANA FIGUEREDO

Estudiantes de Comunicación Social

Universidad de Pamplona

Campus de Villa del Rosario

 

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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Un comentario

  1. Los periodistas se preparan para ser superficiales como sus relatos, en este no se toca el problema, sanitario ni del control de las autoridades sanitarias, si no hay control por supuesto que todo se deteriora y si a nadie le importa pues desaparece y le hacemos el juego a los privados perdiendo nuestros patrimonios como barrio.

    lo que hay que hacer es cerrarlo exigir que se le hagan los arreglos y abrirlo con todas las de la ley para que compita con los privados que se adueñaron del espacio publico como los ambulantes.

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