CÚCUTA.- Han pasado 21 años y las heridas no han curado. Cada año, familiares y amigos de las 13 víctimas del atentado se reúnen en el Centro Comercial Alejandría para recordarlas. Ayer, monseñor Oscar Urbina llamó al perdón para sanar esos sentimientos que perduran y que, pareciera, no quieren borrarse.
Afuera, en la avenida Sexta, 13 palmas recuerdan a quienes perecieron ese 5 de marzo. El arzobispo emérito de Villavicencio oró y las regó con agua bendita, mientras los acompañantes se mantenían en silencio. “Hay que perdonar hasta 70 veces 7, o sea, siempre”, dijo el prelado al recordar el pasaje bíblico.
Rememoró la primera palabra de Jesucristo en la cruz para explicarla en la homilía: Padre, perdónalos, porque no saben loque hacen. “En esa palabra ÉL nos enseña, didácticamente, tres verbos que nos pueden ayudar para nuestra vida”.
El primer verbo es Esperar. La enseñanza, ante quien ofende es esperar a que reflexione y tome otra actitud.
El segundo verbo es Confiar. Lo contrario del amor no es el odio, es más grave la indiferencia. Cuando a alguien que nos ha ofendido ni siquiera lo miramos.
El tercer verbo es Acompañar.
“El perdón, al primero que le hace bien es al que perdona. El que no perdona se amarra al odio que siente”, dijo monseñor Urbina.
Trece veladoras al pie del altar recordaron a las víctimas. Un miembro del Cuerpo de Bomberos se encargó de encenderlas
Marcos Ibarra, Juan Anguita, Paulo Celemín, Sergio contreras, Jesús Vega, Mauricio Lindarte, Luis Cárdenas, Edgar Contreras, Adela Galvis, Mariela Andrade, Andrés Lozada, Carlos Rubio y Mónica Leal.