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Bovino transgénico. / Foto: Tomada de Internet.

VISIÓN. ¿Qué opinamos de los organismos genéticamente modificados?

    • Con la edición genética se ha logrado que un niño ciego recupere la vista y retardado el envejecimiento en ratones en 30 %.

La ciencia como modelador determinante de la naturaleza y al servicio de las grandes corporaciones transnacionales, actúa en nombre de una sociedad que no la ha autorizado. En estas decisiones de la ciencia, en dónde queda el campesino.

La ingeniería genética es la manipulación (trasteo) de genes entre organismos de la misma o diferente especie (género o reino), con la finalidad de introducir características deseables en los individuos “mejorados” y su descendencia. Un OGM o transgénico es un producto de ella.

Como herramienta tecnológica surge para superar unos desequilibrios y limitantes que estaban haciendo crisis en el ambiente, producto de la aplicación de la agricultura industrial y por ello se convierten en aliada estratégica de las corporaciones multinacionales de agroquímicos y de la farmacéutica y posteriormente de la medicina considerada como bionegocio.

Esta “nueva genética” nace en la década del 70 del siglo XX. El negocio de la ingeniería genética está en manos de Bayer (Monsanto), Du Pont, Ciba-Geigy, Enimont y Sandoz, entre otras. Algunas, se han fusionado.

Los desórdenes o afectaciones que prendieron las alarmas entre los investigadores de las ciencias biológicas, ambientalistas y sociedad en general, fueron:

  1. a) Los plaguicidas se acumularon en los tejidos grasos de los humanos (1962), específicamente en las mamas de las mujeres alimentando con plaguicidas a los hijos lactantes.
  2. b) Cada vez más, los insectos-plaga, hierbas, bacterias y virus están adquiriendo resistencia a los plaguicidas y antibióticos.
  3. c) Se está reduciendo la biodiversidad por eliminación de los ambientes silvestres y por la simplificación del paisaje que impone el modelo agrícola que conduce a la erosión genética a nivel de cultivos.

El concepto de ingeniería genética no es uniforme a nivel mundial. Es necesario aclarar que la técnica del bebé probeta (1978-Inglaterra) y la clonación del primer mamífero, la oveja Dolly (1997-Escocia), no es ingeniería genética.

Louise Bown fue la primera bebé concebida mediante fecundación in vitro, en un tubo de ensayo; es decir, concebida fuera del útero de la madre. Desde entonces, han nacido 5 millones de personas bajo esta técnica de reproducción asistida.

Dolly fue clonada a partir de una célula somática adulta (no embrionaria), en donde participaron tres madres y no hubo padre. Estas invenciones causaron escándalos en su momento, porque para las instituciones religiosas y muchas personas del común, el hombre jugaba a ser como Dios. Hoy, los científicos han ido más allá, están solicitando clonar humanos, como el doctor Richard Seed, en 1998.

En 1984, se crearon las primeras plantas transgénicas y en 1994, se comercializó en California el primer vegetal modificado genéticamente (un tomate); posteriormente se modificó la soya para hacerla más resistente al uso de herbicidas y el maíz para hacerlo más resistente al ataque de insectos y con mayores rendimientos. En América Latina, tal vez el país con mayores trabajos en ingeniería genética, es Argentina, en donde se han introducido genes humanos a las vacas para producir leche de vaca maternizada. Acá me surgen dos preguntas: ¿ha resuelto la ingeniería genética el hambre en nuestras sociedades y les ha permitido mayor rentabilidad a nuestros agricultores? y ¿la ingeniería genética crea una evolución dirigida en el muy corto plazo?

La sociedad colombiana es poco dada al debate de estos temas, entre otras cosas por la falta de información suministrada a los consumidores y personas del común. ¿Cuáles alimentos transgénicos producimos y consumimos en Colombia? ¿Desde cuándo? ¿Qué peligros hay al consumir estos alimentos? ¿Alguna entidad puede garantizar que estos alimentos tengan una ruta metabólica sana dentro de mi organismo al consumirlos? Este breve artículo tiene más preguntas que respuestas.

Los defensores de la ingeniería genética, nos dicen que llevamos más de 25 años, produciendo y consumiendo alimentos transgénicos, que nos muestren casos concretos de daños perjudiciales. Pues bien, el hecho de que no haya trazabilidad en el uso de estos, precisamente no habla de sus bondades. El hecho de que no se presenten casos documentados de sus daños, es precisamente porque ni siquiera se venden etiquetados. Como consumidores no estamos del todo protegidos.

Voy a poner, a manera de comparación, dos casos.  Hace solo algo más de 10 años, en España, se detectaron insecticidas clorados en la sangre de mujeres y se dijo, pero cómo, el uso de estos insecticidas hace muchos años se prohibió. Pues bien, se detectaron, porque son insecticidas con efectos a largo plazo, no son fácilmente biodegradables y se transmiten de generación en generación.

El otro ejemplo, es en Alemania, en donde se detectó también hace algo más de 10 años, el consumo de agua con efectos hormonales en el ciento por ciento de la población. El hecho de que vivamos una vida aparentemente normal, no quiere decir que no padezcamos de problemas de salud no detectables.

Si esto ocurre en sociedades modernas como España y Alemania ¿qué será de nuestros agricultores que a diario se ven condenados a usar agroquímicos? Quien les escribe, tiene restos de plaguicidas fosforados en la sangre, cuando tuve contacto en razón a un trabajo que ejercí por poco tiempo. Aparento una vida normal.

Es probable que algunos problemas potenciales de la ingeniería genética pudieran presentarse luego de varias generaciones, pero aún esto no detiene el frenesí de la nueva tecnología.

¿Pero, qué es lo que hace la ingeniería genética?

Los científicos practicantes de esta disciplina nos dicen que “se está cambiando el ADN, el código de la vida y a través de la edición de genes se podrán diseñar plantas, animales y curar enfermedades y ahora tenemos el permiso para hacerlo”. Lo que ha hecho la naturaleza en cientos de millones de años de evolución desde el inicio de la vida, ahora se hace en el laboratorio en un pequeño tubo de solo 5 centímetros y en muy poco tiempo.

Un gen codifica o genera una proteína, que a su vez determina una función y característica en un individuo (como por ejemplo el color de los ojos o la buena condición de salud frente a una enfermedad). A través de la edición de genes, se corta un gen dentro de una secuencia de genes en un cromosoma de un individuo y se le inserta con gran precisión a otro individuo u organismo de la misma especie o diferente especie, para llevarle la característica deseada; en teoría, se podría curar cualquier enfermedad que tenga una base genética.

En la naturaleza, algunas especies de peces y reptiles pueden regenerar órganos perdidos; actualmente se trabaja en trasladar esta facultad al hombre, para cuando este pierda un órgano por determinada circunstancia y pueda recuperar la extremidad o el órgano perdido funcionando perfectamente como antes.

Algunas de las aplicaciones de esta tecnología son: creación de ranas, perros, cerdos y vacas musculosas (apariencia horrorosa), ratones que matan garrapatas al ser picados por estas, liberación de mosquitos machos estériles de Anopheles gambiae en Burkina Faso en su lucha contra la malaria, ratones 30% más jóvenes (retardo del envejecimiento), pollos sin plumas en Israel, recuperación de la vista de un niño ciego en Estados Unidos, etc etc. Esto es abrir una Caja de Pandora, dado que cuando las modificaciones genéticas se hacen a las llamadas células germinales, las modificaciones pasarán a las generaciones futuras y en toda esta manipulación pueden cometerse errores no calculados…la edición genética puede producir errores genéticos permanentes en la naturaleza.

Según datos de Agro-Bio, “sólo en 15 años de adopción de cultivos transgénicos Colombia ha sembrado más de 1,07 millones de hectáreas de cultivos de maíz y algodón transgénico que han representado ganancias para los agricultores por más de $300 millones de dólares, y que han reducido en un 26% el impacto ambiental gracias a la reducción en aplicaciones de plaguicidas y la disminución en el uso de combustibles. A nivel global, 26 países siembran 191,7 millones de hectáreas de estos cultivos desde hace más de 25 años”. En Colombia, la comisión de sabios, está a favor del uso de semillas transgénicas.

Acá hay que tener en cuenta que en la liberación al mercado de estas plantas transgénicas ocurren dos situaciones: a) la inserción y adaptación de un organismo dentro de un ecosistema y todas sus implicaciones posibles y b) la liberación de estos organismos transgénicos se hace en un medio físico que nos pertenece a todos y que estos alimentos van a ser consumidos por toda una sociedad. Los investigadores genetistas de hoy aplican el enfoque simplista “una plaga-un gen”.

La ingeniería genética y su bisturí molecular promete la capacidad de controlar nuestra apariencia. La sociedad se encamina al “diseño de bebés”. Si los padres quieren bebés de ojos azules, altos, etc, los ingenieros lo podrían dar; y si además de ello, ¿se ligan caracteres indeseados? De todas maneras, a los deseos de los padres, el bebé concebido es un producto. ¿al adulto que se va a desarrollar, se le dio la oportunidad de elegir y de ser como él quisiera? En junio de 2019, El Congreso de Estados Unidos votó para ratificar la prohibición de crear bebés modificados…es probable que esté ocurriendo por debajo de la mesa.

CARLOS HUMBERTO CASTELLANOS

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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