1.- Es tan absurdo y fuera de contexto lo que está sucediendo e incidiendo sobre el ambiente y la estructura socioeconómica y geopolítica fronteriza, que si no hay prontas correcciones, entendimientos y ejemplarizantes acuerdos entre quienes tienen el deber y la obligación de velar por la existencia, seguridad y la paz, la población allí asentada y al sentirse marginal y abandonada –como está ocurriendo – puede experimentar palpitaciones y situaciones depresivas y delicadas, de compleja y difícil superación.
2.- La soberanía de las naciones no incluye el ser pasivos, indiferentes o desinteresados con los colindantes y vecinos, porque la coexistencia, mancomunidad y las relaciones que surgen por los usos y las costumbres de trato y compromiso humano y ciudadano producen incuestionables e importantes compromisos de inocultable correspondencia, concurrencia e interrelación. Además, definitivos para futuros y anhelados progresos.
3.-Comprender cuanto acontece en las inmediaciones de la vecindad y ofrecer servicios de cooperación y ayuda para remediar lo que sucede, no significa una intervención indebida, como sí lo es ser omiso, ajeno o con visión y conducta indiferentes o calculadoras ante efectos o circunstancias negativas y afectivas para todos, que pueden debilitar las interrelaciones y retrasar el desarrollo y progreso que se necesitan y reiteran diariamente, especialmente por la ausencia de fuentes de trabajo y aprovechamiento de las ventajas comparativas.
Ser responsable, es obrar conforme al compromiso de ser y utilizando lo que es factible y permisible con acciones y conductas ajustadas a la ley y a las reglamentaciones democráticas existentes, especialmente ante emergencias sobre áreas y personas que requieren ser auxiliadas y apuntaladas. Y, más, cuando se trata de una frontera vital y binacional, de enormes proyecciones, que requiere de mutuos incentivos y estímulos.
JOSE NEIRA REY
Notas al margen