Inicio / Conversaciones A Contraluz / PERFIL. Jesús García, conversaciones con olor a tamarindo y panela rosarienses
En la actualidad, no trabaja en el colegio, pero no deja el papel de docente y mucho menos de historiador.

PERFIL. Jesús García, conversaciones con olor a tamarindo y panela rosarienses

VILLA DEL ROSARIO – Norte de Santander.- Su memoria contiene la verdadera tradición que acobijaba a Villa del Rosario. El lenguaje de sus manos recrea la arquitectura de la antigüedad, y que en el municipio desapareció. Los pasos empiezan a ser más lentos, pero es la gran invitación para disfrutarlos durante muchos años.

El pelo está transformándose y ahora el blanco empieza a asomarse entre la melena negra. La voz  se convierte cada día en una reliquia y la retentiva conserva momentos importantes para un municipio histórico nacional e  internacionalmente.

Nació el 12 de enero 1955, en el barrio Fátima, antiguamente La Pesa. Uno de los primeros sectores fundados, en 1878, tres años después del terremoto de 1875. Como en los tiempos de antes, no fue en el hospital ni un médico atendió el parto, fue la partera María Moreno quien lo ayudó a llegar al mundo.

Los caminos empedrados de aquella época serían el lugar de juego del que hoy es uno de los personajes iconos de la capital de la Gran Colombia. Nació en la misma casa donde reside en la actualidad, para conservar el legado familiar por la tierra rosariense.

Cuando niño, Gerardo tenía que pasar por la casa del general Francisco de Paula Santander, no la que se conoce en esta época, sino la antigua, la verdadera, la que existía antes de 1971. Estudió hasta tercero en el Liceo Niño Jesús de Praga, con las profesoras Ana Paula Guarín y Pilar García. Cuarto, en la escuela de varones Manuel Antonio Rueda Jara, y en quinto alistó el flux y la corbata se fue para el colegio General Santander.

Su madre, venezolana, se desempeñaba como costurera y era letrada por lo que le inculcó el amor por la lectura. Su padre, colombiano, era agricultor y le daba recorridos como guía turístico por las haciendas llenas de frutas y leyendas. Siempre iba en son de comer, pero nunca pensó que esa senda sería uno de los legados más preciados.

Así empezó a crear un croquis mental de preguntas acerca de la historia que se murmuraba en el pueblo y que nadie tomaba las riendas firmes para consolidarla y evitar que se perdiera entre las generaciones futuras.

Su vida se desarrollaba alrededor de la finca El Palmar, ahí no solo aprendió a apreciar la tierra, sino también a cultivar tomate, habichuela, auyama, fríjol, melón,  yuca, ocumo y piña,  y a servir como espantapájaros para que las aves no se comieran las uvas.

El lecho del río Táchira estaba cerca del templo histórico,  los nísperos y los mangos abundaban en los árboles  y en el suelo, al recogerlos y alzar la cabeza se encontraba con las estatuas de los libertadores. Cerca de la estación del tren existía la estatua de Montero, quien trajo la imprenta para el periódico La Gazeta, el primero en Colombia.

En las conversaciones ‘El Profe’ recuerda los olores del antiguo Villa del Rosario, ese que en las mañanas ofrecía el aroma del tamarindo y las uvas, y en las tardes de los abuelos, a panela y café, que salían de los grandes solares que se extendían por hectáreas.

Olimpa ayudaba al papá en la finca y  le contaba historias de miedo del pueblo, eran tardes que disfrutaba. Cuando salía la luna llena, al rancho llegaba la  adrenalina al punto más alto, y se escuchaban los mitos del fraile, y aparecían los vecinos con guitarras y tiples para musicalizar el ambiente.

En el municipio comer no era un privilegio, sino una obligación. “El desayuno era casi un almuerzo. El almuerzo lo dejaba a uno templado del estómago. El puntal, a las 3:00 de la tarde, era  mataburro, yuca con bofe o carne. La comida era para no pedir más. Para los que trabajaban en la molienda de la caña en la madrugada era la pira (sopa de mataburro). Cuando Gerardo lo recuerda se le hace agua la boca.

En esos recorridos no solo encontraba el gusto por la miel, también se empezó a endulzar por la historia. En el colegio General Santander, donde se graduó como bachiller, no encontraba las respuestas a tantas preguntas que tenía y apenas era un niño. Siempre la incógnita por los secretos del municipio amado lo atormentaba.

“El profesor niño nos hablaba que esto era rico en historias y leyendas”. En la retrospectiva de la vida recuerda a un docente en especial, que tratada de dar solución a algunas inquietudes a pesar de que no pertenecía a la región. Eso lo ayudo para obtener más compromiso por el sentido de pertenencia.

Se graduó en Venezuela como contador público, siempre influenciado por su hermano. Nunca dejó los sueños atrás, la historia de Colombia. Le dieron la oportunidad de ser profesor en el colegio General Córdoba y así empezó a repartir conocimientos históricos.

El tiempo pasó y creció la hoja de vida: contador público, licenciado en educación (especialidad ciencias empresariales), magister en administración pública y docente del colegio General Santander.

La tradición oral lo ayudó para acaparar la atención de los estudiantes, porque les encantaba escuchar leyendas y mitos del lugar donde vivían. Entre discursos,  alguna vez les contó la tradición de la piedra incrustada en el parque de Los Libertadores. Años después, los alumnos no eran niños, se formaron como ciudadanos, y no dejaron botar la piedra  gracias a lo que les habían contado.

José Jacinto Manrique, alcalde de Villa del, el 24 de septiembre de 1918, decretó “traer una piedra extraña con unas letras indígenas”, del corregimiento Palo Gordo y ponerla en el parque Pedro Fortoul (Parque de Los Libertadores). Un año después, envió las letras talladas en la piedra a la Academia de Historia de Bogotá. Al poco tiempo llegaron  solo unas cuantas palabras. Lo que se logró traducir del extraño texto fue ‘huella, cadáver, hombre grande’. Posiblemente, era la lápida de un líder de las misiones asiáticas, Ciro Fenicias, que pasaron por las tierras fronterizas antes que los españoles.

A Susana Godoy, ex alumna del colegio General Santander y hoy comunicadora social, cuando escucha el nombre de Gerardo solo se le viene a la mente una definición: “reservado, promotor del arte y la cultura, toda su vida le ha apostado a rescatar la historia de Villa del Rosario, por medio de letras pintorescas que al ritmo del bambuco y el pasillo rescatan la identidad cultural del rosariense”.

Cuando Gerardo encontró cómo mezclar los estudios con la historia, recordó la manera de reconstruir el pasado de uno de sus  personajes insignias, Luis Gabriel Castro. Las memorias de los más abuelos del pueblo fueron fundamentales en la armada del rompecabezas “Viajando por la capital de la gran Colombia, pero desde la historia”. Pasaba tardes enteras dedicadas a las conversaciones, inclusive muchos abuelos se negaban a dejar registradas las memorias por temor a las grabadoras grandes y rústicas de aquella época.

Las anécdotas y los datos recordados por los ancianos sobre la niñez, las familias y las mesas redondas en las que se contaban historias han sido de gran ayuda para la construcción de la memoria histórica y la identidad cultural.

En la actualidad, no trabaja en el colegio, pero no deja el papel de docente y mucho menos de historiador. Sigue y seguirá compartiendo conocimientos, ahora mediante el impulso de las danzas autóctonas del pueblo. Tiene un programa radial en Impacto Estéreo, ‘El Rosario y su historia’.

No es de extrañarse que en algún momento, cerca de Luis Gabriel Castro y los próceres se vea una estatua con la mención histórica a una vida dedicada a la recopilación de la memoria cultural del municipio que le abrió las puestas a una nueva Colombia.

ISMAEL CAICEDO

Estudiante de Comunicación Social

Universidad de Pamplona

Campus de Villa del Rosario

Foto: Especial para www.contraluzcucuta.co

 

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

Podría Interesarle

MESA TÉCNICA. Buscan soluciones al peaje de Villa del Rosario

CÚCUTA. Representantes de la consulta popular y del cabildo abierto constituidos para buscarle una salida …

Un comentario

  1. Jorge Carrillo

    Felicitaciones compañero y amigo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.