Si se pregunta de manera espontánea a un colombiano ¿qué opina de los políticos? seguro que un porcentaje mayoritario va expresar su rechazo a los mismos. Muchos los tildarán de corruptos y perezosos. Las personas identifican al político con congresistas, diputados y concejales. Hoy, con razón del proceso de paz, han aparecido otros calificativos. Si se está con el NO, entonces son ‘furibistas’, ‘paracos’ y enemigos de la paz. Si por el contrario se está con el SÍ, los calificativos son más numerosos: santista, comunistas, castrochavistas y vende patria, entre otros.
Esta polarización del país es muy grave. Los colombianos, fácilmente, olvidan lazos de amistad, e incluso, de familiaridad, para lanzar cualquier calificativo de los antes mencionados si el contertulio no se identifica con nuestra posición.
¿Cuál es la razón que nos llevó a tan detestable polarización? Sin duda, el terror que les tenemos a las Farc y las Auc por su actuar delictivo. La identificación de los primeros con el comunismo y de los segundos con la extrema derecha es el combustible que alimenta la polarización de forma transversal. Cada uno utiliza ese sentimiento de odio y miedo para defender su posición, lo que sin lugar a dudas vicia cualquier posibilidad de opinión sensata, objetiva, responsable y respetuosa.
Debemos aprender a oír, es lo primero, sin posturas hegemónicas, desprendiéndonos de nuestra posición por un momento para poder aceptar que puede existir así sea una mínima razón en la tesis contraria, y de no haberla, la sola condición de persona sujeta de derechos nos debe obligar a respetar su posición por descabellada que parezca. Otra cosa es compartirla.
Hoy, muchas personas que no han hecho ni harán política en la forma descrita, reciben estos calificativos solo por su posición frente al proceso de paz. La paz es un derecho de rango constitucional de los colombianos. Su búsqueda es una obligación que le asiste al Gobierno. Dejemos el temor, démosle la oportunidad a la democracia. No es agrediendo e insultando como se logra convencer a favor del SÍ o del NO, ni es impidiéndole que participe en el proceso político colombiano como se va derrotar políticamente a las Farc. Por el contrario, es en el pleno ejercicio de la democracia, es con votos.
Este proceso me está dejando importantes lecciones. La más importante, que requiero mayor tolerancia. Un llamado para cristianos, evangélicos, católicos, adventistas y todos los que creen en Cristo, trabajemos cada uno desde nuestra acera, la meta es una sola, la PAZ. Cada uno desde nuestro andén avancemos con fe y esperanza, y que gane la tesis que más le convenga a Colombia. Seguro será la que Dios quiere que sea.
RAFAEL CÁCERES NÚÑEZ
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Foto: hsbnoticias.com