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OPINIÓN. Colombia: país de excluidos

He insistido desde estas columnas en que es urgente implementar una serie de políticas públicas que comiencen a cerrar la brecha abierta en nuestra sociedad, negándole a grandes sectores poblacionales el acceso decoroso a servicios públicos, salud, educación, trabajo y vida digna. Pero tuvo que ser la presentación del Informe Sobre Desarrollo Humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) el que vino a demostrar con datos taxativos  nuestra penosa realidad, que acerca más a Colombia a los países empobrecidos del África y no como quisiéramos,  que nos acercáramos poco a poco  a los país bálticos, como Noruega y Suecia donde es un orgullo y una satisfacción pertenecer a la especie humana por el alto cubrimiento de las necesidades básicas satisfechas que presentan.

El PNUD es una red mundial de la ONU en el campo del desarrollo, que promueve, estimula el cambio estructural y conecta a los países con los conocimientos, la experiencia y los recursos necesarios para ayudar a forjar una vida mejor. El PNUD que tiene su sede en Nueva York, pero  cumple sus actividades por conducto de sus oficinas establecidas en más de 166 países, en cada uno de ellos trabaja con los gobiernos, instituciones de la sociedad civil, personas que cooperan y ayudan en la consolidación de sus propias soluciones en los retos mundiales y nacionales de desarrollo.

Es precisamente aquí donde nace el Informe sobre Desarrollo Humano que exige una mirada crítica a las instituciones de los gobiernos, para promover un mundo más justo e igualitario, exigiendo más transparencia con procesos claros en la rendición de cuentas,  reafirmando y resaltando el papel veedor de la sociedad civil. En conclusión, buscan una protección mayor para las familias y personas pobres y vulnerables del planeta en los distintos países que lo conforman.

El Tiempo, en la edición del 25 de julio, publicó una sucinta, pero importante información del poco avance que tuvo nuestro país y que no logra ascender del lugar 98 donde quedó en el último año. La inequidad es el gran lastre que impide el desarrollo armónico  necesario que reclama a gritos la sociedad.

Realmente, ocurre algo grave en la estructura social, política y económica de Colombia, porque es preocupante que seamos el país más desigual de América Latina. Compartimos ese deshonroso 98 lugar con nuestro vecino Ecuador, mientras naciones hermanas como Chile y Cuba van a la cabeza de América Latina, en los  lugares 41 y 44, inmediatamente abajo se ubica la Argentina (49), Venezuela (67),  Brasil  (79) y Perú (82).

El desempeño de Colombia es francamente preocupante porque, según Alfredo González,  investigador del PNUD, “en desigualdad, que es uno de los componentes del índice, Colombia disminuyó en 26% entre el 2008 y el 2013”, descendimos dos lugares por las profundas desigualdades que imperan en el país. El atraso centenario de  la satisfacción de las  necesidades básicas,  nos pone cada vez más lejos de cumplir con los  estándares exigidos  por los referidos organismos internacionales, que plantean  la necesidad  de establecer compromisos inquebrantables del Gobierno, plasmados en planes y programas que lleven a la disminución de la brecha.

El inicio del segundo periodo del presidente Santos debe estar signado por un inaplazable compromiso de orientar los esfuerzos y el presupuesto nacional a la superación de esta problemática. Los discursos de prometer soluciones sin que sean concretadas en hechos reales y tangibles producen malestar y desconfianza, y agravan la deteriorada situación.

Es preciso que el nuevo plan de desarrollo  del presente gobierno diseñe con deleitación de artista  las estrategias  que  articulen las soluciones de los innumerables conflictos que en este momento tienen a significativos grupos de comunidades en pie de lucha, esperando respuestas a la solución de las necesidades planteadas, las que deben ser programadas  dentro de la construcción de estructuras de desarrollo integral, que las proyecte social, cultural y políticamente en procesos participativos, corresponsables que las  lleven paso a paso de manera mancomunada a la construcción de su propio desarrollo, dejando atrás las soluciones puntuales que solo apagan los incendios del momento.

Unas políticas públicas integrales  de salud, educación, trabajo digno con seguro de desempleo, protección a la niñez y la vejez que nos acerque  cada vez más al sueño de vivir en mejores condiciones en Colombia y en esta forma dejemos de ser lo que hasta este momento somos, el país de mayor exclusión de América Latina

ALONSO OJEDA AWAD

Ex  embajador de Colombia

Director programa Paz de la Universidad Pedagógica Nacional

 

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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