1.- Quienes ansiamos un verdadero y auténtico proceso de transformación en la frontera colombo-venezolana y ansiamos la irrupción de unas vivencias de cambio, para que mediante una labor compartida y con políticas bilaterales bien concebidas, dentro de un prospecto de sana y legítima valoración de realidades, utilicemos nuestros recursos y ventajas comparativas para generar fuentes de empleo y estimular investigaciones, capacitaciones y mejoramiento de los servicios básicos, junto a modernos y funcionales empalmes viales que permitan utilizar nuestra extraordinaria ubicación geoestratégica, para acentuar y proyectar nuestra gestión exportadora y las obvias y necesarias interrelaciones con diferentes sitios y lugares del mundo, vivamente anhelamos que los gobiernos de Venezuela y Colombia, en un actitud de visión futurista y con sentido de solidaridad, establecieran y le otorgaran vida funcional y operativa a una Comisión Extraordinaria y Especial Fronteriza para que se comiencen a estructurar normas y disposiciones, con las cuales se pueda dar origen a empeños de gran significado y alcance en el campo del desarrollo industrial y la producción agrícola y ganadera, tal como lo requieren y exigen las demandas internacionales y las circunstancias planetarias que dominan con amplitud y preocupación el orden mundial.
Creer, a estas alturas de los desenvolvimientos, que podremos proseguir con éxito sin enfocar y analizar el entorno internacional, evaluando costos de producción, clases de demandas y características que engloben las opciones de mayor referencia, no solo constituiría un error y un desatino de graves implicaciones, sino un retroceso ante la avalancha de ofertas e iniciativas en marcha.
2.- Por eso, y porque las posibilidades de llegar a acuerdos y entendimientos de doble presencia y aprovechamiento conjunto o compartido, son viables, así se celebren con autoridades o núcleos de diferente composición y estructura política, porque lo importante radica en favorecer a las comunidades que representan a cada Estado, resulta a veces – y más cuando se observa la ausencia o falta de acuerdos, que evidencian la carencia de entendimientos sobre temas y aspectos esenciales y hasta primarios – que hemos extraviado el camino del diálogo y de la acción, esencia en la formación de estos Estados.
Y que transcurridas las semanas y días sin que surjan empeños que conduzcan hacia lo que realmente es una Zona Fronteriza Binacional y un aprovechamiento conjunto, incuestionablemente obliga a promover un cambio de conductas y actitudes, porque lo que hay no se traduce en hechos de implicaciones mayores y sí de gran daño y perjuicio para los pobladores de esas regiones, que no ven, ni disfrutan de elementales raciocinios sobre lo que debe ser la interdependencia e interrelación bilateral fronteriza, así como los derechos de uso y aplicación doméstica, que debieran tener quienes han nacido o habitan, estas fajas territoriales de implicaciones mayores.
3.- Por todo lo anterior, y porque las opciones son prerrogativas para ser utilizadas y no para simples entusiasmos de aplicación especulativa, en nombre de los miles de informales y desocupados, como de los que buscan mejoramientos en sus empleos, hacemos propicia esta ocasión de fin de año y comienzo de un nuevo calendario para que nuestros mandatarios nacionales y su equipo de inmediatos colaboradores fijen atención sobre estos territorios de gran trascendencia para que se inicie una toma de conciencia más comprensiva de lo que es la integración y la interrelación humana, en Estados vecinos y de origen fraterno.
Si fuéramos escuchados y se da comienzo a un compartir, que además tenga en cuenta una descentralización administrativa y una mayor participación de las gentes de frontera, en los niveles de dirección, otra, muy otra, sería la suerte de esta zona central de América.
JOSÉ NEIRA REY
Foto: Archivo internet