1.-Un postoperatorio riguroso y explicativo de cada paso, necesariamente, obliga a recapitular y a valorar el engranaje del todo, con cada parte de nuestro organismo y con la función que le corresponde a cada órgano o factor complementario. Una rebullida general, incuestionablemente, desajusta nervios, músculos y vasos conductores, porque se alteran muchas cosas y entre ellas, el grado, compás o ritmo que venían experimentando. De ahí que una rehabilitación es, o puede ser, un momento de ajustes, compensaciones y equilibrios con diversas motivaciones y en procura de necesarios e indispensables efectos o variables, que permitan reconocer los cambios o correcciones que se ansían o que se deben propiciar. Y para esto hace falta convocar, capacitar y definir opciones y alternativas
Y cuando hay heridas y movimiento de órganos con intervenciones que exigen acomodos y auxiliares los espacios se redimensionan y todo se trasforma en ajustes y pruebas hasta constatar que el corte o el retiro cumplió su cometido y lo que ahora se requiere es esperar. Sí, pero propiciando el cambio.
2.- Pues bien, eso y con referencia a todos, o al menos a una gran mayoría, es lo que debiera ocurrir en la estructura de cada actor, en la comedia o en la dramática representación de nuestra realidad, cada vez que capta lo que experimenta esa figura variable y cambiante que integra y conforma el cuerpo orgánico, funcional y operativo de Cúcuta, donde todos anhelan un cambio, pero este no se opera o sucede, porque hay unión en el quejido, bajo el argumento de muchas razones, pero sin referirse o hacer alusión a las actitudes ,trasformaciones y cambios que deben propiciarse, bajo la guía y protección de un hacer distinto. ¿Por qué? Porque la región y la frontera están disminuidas.
Y, esto, que se observa y sucede a diario, impide o debilita los anhelos de cambio, porque no hay modificaciones en nada de lo esencial y lo recurrente, no es más que lo mismo, multiplicado por el número de los que en cada cuadra o esquina, sea formal, informal o de apariencias, como ahora denominan al rebuscador emocional, que se sustenta en el anhelo, pero sin evaluar lo que hay y las razones o motivos para que no haya nada más o no se propicie el cambio o trasformación, que vienen intentando y propiciando otros sitios. Esto sin aludir a quienes atoran y no ayudan, ni comprenden, porque solo se preocupan por lo suyo.
3.- Sí, se busca un algo nuevo, pero sin encarar la realidad, convocar mayorías, ni manejar la amorfa expresión de una actividad que se le olvidó hacer cambios e innovar acciones y sin previamente analizar lo que ocurre y la razón o causa que afecta el desenvolvimiento y el accionar de los miles que quieren vender y hacer negocios, pero no salen del marasmo. ¿Por qué no validar uniones?
Si aquí, y entre nosotros, no se suscita una variación de conductas, una auténtica renovación directiva y una plena y clara observación de realidades, con unión y propósitos surgidos de un juicioso y responsable análisis, que convoque al enfoque de prioridades, el postoperatorio que se tenga que experimentar será tan serio, complejo y delicado como el que cumplió Falcao y hasta superar los quebrantos y debilidades, porque hay que avivar la atracción y reestructurar la competitividad.
JOSÉ NEIRA REY
Notas al margen