1.- Las fronteras colombianas son el 53 por ciento del territorio nacional y coincidentes con las áreas limítrofes de los países que por origen, vecindad e historial social, económico y político son signos y fuentes de constante referencia por la importancia y la trascendencia de lo que son y pueden ser en la compleja realidad y vivencia de nuestro mundo, pese a su valor siguen siendo unas áreas y zonas marginales y abandonadas, cuando surgen las temáticas y acciones que conmocionan la estructura funcional y operativa de las naciones que se codean con Colombia.
2.- Es tan evidente y cierta esa omisión, que cuando se habla o discute de integración y de acercamientos binacionales o de mayor esencia y naturaleza se produce en los altos niveles, como un sopor o trabamiento de empeños, porque toda propuesta, sugerencia o insinuación queda en suspenso o a la deriva, por el influjo de otros empeños o temáticas que relegan a segundos, terceros y más precarios planos lo correspondiente al aprovechamiento conjunto de posibilidades en lo referente a la creación de programas, planes y proyectos que estimulen la producción, la creación de empleos, la investigación y la capacitación, así como la introducción a la obligante gestión y compromiso de velar por la suerte del planeta y de la humanidad, ante los cambios y las variantes que provocan el agua, el clima, la producción de alimentos y la situación de la humanidad.
3.- Formulamos desde esta frontera central con Venezuela – que lleva más de un año en el más increíble manejo y desatino por la desatención e indiferencia de los organismos centrales que dominan el panorama público – el más clamoroso llamamiento a los dirigentes nacionales de los estados para que valoren y entiendan que las fronteras no son los reductos de los grandes espacios, sino las áreas que por ubicación e importancia geopolítica, económica, social y de proyección internacional son, con pobladores y cooperadores, verdaderos núcleos integracionistas, por el empeño de sacar adelante las ventajas comparativas y opciones que poseen, dentro de una noción más amplia, real y valedera, como es el mutuo compartir de propuestas e iniciativas que revitalicen la noción de patria, fraternidad, paz, progreso y desarrollo constante.
Ojalá que ante las obligantes perspectivas que acompañan a toda iniciativa o proyecto, que comprometa el sentido de avanzar y procurar una mayor felicidad, lo que corresponde y es clave para la unión, como son las fronteras, estas sean plenamente comprendidas y valoradas por lo que constituyen y representan para variar, así, el triste y lamentable espectáculo diario de miles de transeúntes que afanosamente, ansían, hallar albergue, alimentación y la tranquilizadora paz de saber que se hallan en un territorio integrador y de progreso.
Sí, es de esperar y con fe, que estos territorios y sus pobladores sean escuchados y atendidos.
JOSÉ NEIRA REY
Foto: Noticias Venezuela 24
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