1.- La no presencia y participación –porque no asistieron – de los sectores representativos del desenvolvimiento regional en el acto programado, el 2 de junio, en la Biblioteca Departamental, por la asociación cultural ‘El 5 a las 5’, y que contó con la presencia de destacados delegados y voceros universitarios, promotores del accionar participativo de Antioquia y Santander, y de quienes ansían un verdadero cambio y trasformación para esta zona, ha sido una dura experiencia para quienes con Patrocinio Ararat, a la cabeza, esperaban la asistencia de ese núcleo humano para estimular y poner en marcha acciones y propósitos que lleguen al conjunto y comiencen a generar gestiones y conductas que encausen el actuar regional y fronterizo hacia expectativas y derroteros de hechos trascendentes, mediante la labor y el trabajo compartido, superando el facilismo, la falta de asociación y el menguado accionar de quienes tienen la mayor responsabilidad por su carácter de voceros y miembros directivos de los sectores público y privado de Norte de Santander.
Dado el momento que experimenta y vive esta esquina de la República, ante la situación nacional, los serios y delicados momentos que sacuden a Venezuela y la necesidad y urgencia de velar por lo nuestro, con el interés y el empeño que corresponde hacerle frente al reto de la subsistencia y el progreso, que no puede postergarse o dejarse al garete, ese gesto y proceder, hay que modificarlo, por un accionar de unión y labor en equipo permanentes.
2.- La fuerza y el valor que puede otorgarle a la región y a los vínculos y asociaciones que deben emprenderse y establecerse con las áreas nacionales y los centros de poder, mediante la importante y decisiva vinculación de la Universidad, con directivos, docentes y estudiantes, es de tan particular trascendencia y base para planes y programas de talla mayor, que cualquier demora, indiferencia o apática conducta en implantar y dar comienzo a este paso, en busca de un mayor conocimiento, mediante la investigación, la innovación y la capacitación, que llegue a toda la estructura operativa e impulsora de lo nuestro, no solo es un error y un acto intolerable, sino una actitud y conducta que deben erradicarse de todo sector gubernativo, empresarial o comunitario, porque quien sea vocero de la región debe atender y propender por lo mejor en el cumplimiento del deber y representatividad. Además, la presión de los hechos y de nuestra gente amerita inmediata atención.
3.- Y en la aplicación del proceso de cambio que requiere a gritos la región, la renovación de cuadros, la convocatoria permanente al estudio y la cooperación de quienes tienen los auxiliares de la información – para que haya una plena y cabal ilustración y trabajo en solidaridad y equipo – no hay que ser esquivos o tardíos en el obrar, porque también debe haber claridad que si no se obra oportunamente, de manera lógica y razonable, con visión de futuro, la secundariedad y los puestos menores serán la consecuencia decadente, por respuesta.
La región, requiere cambio y trasformación. Y ese cambio depende de cada uno de nosotros, sin excusas, ni salvamentos, porque está en juego el porvenir de la frontera, de la zona regional y de un eje y pilar como Cúcuta, que sin olvidar a Pamplona, Ocaña, El Catatumbo y los demás municipios y subsectores, necesitan un nuevo y dinámico ejercicio de acción participativa y progresista, que proyecten hacia el futuro esta parte de Colombia.
La actual situación de la nación, lo que ocurre en nuestras vecindades -por las crisis que vive Venezuela – más todo lo que acontece en el mundo obliga a prontas, serenas y especiales consideraciones, valoraciones y reflexiones, que definan y conjuguen un auténtico interés general y una canalización inteligente de esfuerzos y apoyos, porque la paz, la integración y la mutua cooperación esperan nuestro obrar.
JOSÉ NEIRA REY