CÚCUTA.- Para Javier Sandoval, bumangués de nacimiento, llegar a Cúcuta es lo mejor que le ha pasado en la vida. Al principio no fue fácil, pero momentos como los de cumplir el sueño de regalarle la casa a su mamá, es el fruto de tanto sacrificio.
Es un hombre de bajo perfil, aunque en la gimnasia es ambicioso. Junto con Jossimar Calvo y los demás gimnastas nacionales hicieron una presentación brillante en los Centroamericanos y del Caribe, disputados en Barranquilla.
¿Cómo es la historia de Javier Sandoval en la gimnasia?
- De pequeño practiqué muchos deportes. Mis papás querían que me mantuviera ocupado, que ocupara mi tiempo libre en algún deporte, en la música o el canto. Después de probar en varias ligas me quedé en gimnasia. Fue lo que más me llamó la atención a los 7 años. Empecé en Bucaramanga (soy bumangués), pertenecí a la Liga de Santander. Ese es el inicio de mi carrera.
¿Qué le llamó la atención de la gimnasia?
- Que es un deporte bueno y que se me facilitan muchas cosas, la adrenalina, el hecho de hacer con mi cuerpo lo que nadie más hace. La salud corporal que tenía, me gusta sentirme fuerte, ágil. Me gusta hacer movimientos complicados, ese momento de estar en el aire, cuando me suspendo por unos segundos en un aparato, me hace sentir bien y me llena. Todo eso me gustó y me llamó la atención.
¿Qué recuerda de los primeros entrenamientos?
- Fueron muy duros. La gimnasia es un deporte que necesita mucha disciplina. Hay que estar enfocado, concentrado dentro y fuera del entrenamiento. Nunca fue fácil entrenar gimnasia, además de que el deporte lo amerita. La situación del deporte colombiano no es la mejor, especialmente si no eres nadie, cuando apenas comienzas y no has ganado ninguna medalla, cuando el patrocinador oficial es el papá y la mamá. Al principio fue difícil, gracias a Dios mis reconocimientos nacionales e internacionales han mejorado la situación.
¿Qué tanto lo afectó la parte económica?
- Nací en un barrio complicado, tanto en lo social como en lo económico. Mi papá decidió que nos viniéramos a Cúcuta, por esa razón principalmente, quería que mi hermana y yo fuéramos gimnastas de la selección Colombia. Quería que tuviéramos un futuro diferente y veía en la gimnasia una puerta para salir adelante. Quería darnos mucho, pero con el trabajo que tenía, no podía, era complicado. La casa que construyó en Bucaramanga la vendió, ese dinero se gastó todo en gimnasia. Al principio nadie nos apoyaba, así que muchas de las competencias los padres las pagaron. Tuvimos una crisis económica fuerte, pero a pesar de eso, nunca permitió que nos acostáramos sin comer o fuéramos mal vestidos al gimnasio. Hoy, mi hermana y yo estamos bien, gracias a mi papá y a mi mamá.
¿Qué recuerda del primer entrenamiento cuando llegó a Cúcuta?
- Fueron diferentes los entrenamientos. La gente, al principio, no me gustaba, las costumbres, la cultura, todo era diferente. Mi entrenador Jairo Ruiz era estricto y no estaba acostumbrado a un régimen así. En Bucaramanga las cargas de entrenamientos eran diferentes, aquí no, aquí se venía a trabajar, seis o siete horas, tenías un descanso en el colegio, había que ir a entrenar, si podías el sábado ir a entrenar, ibas, el domingo era fijo el entrenamiento. Me dio duro, además el golpe de irme de la ciudad, de conocer otras personas, fue difícil para mí. Estoy agradecido con Cúcuta, con todos los que me han hecho sentir un cucuteño más. Tengo a toda mi familia y mis amigos aquí en Cúcuta.
¿Cómo fue ese primer entrenamiento a cargo del profesor Jairo Ruiz?
- Fue incómodo. Hubo regaños, llamados de atención. Sentía que nunca había hecho gimnasia en mi vida. Me regañaban por todo, lloraba demasiado. Al principio fue duro, pero entiendo el porqué y el porqué de los resultados para llegar al nivel en el que estamos en estos momentos. Para estar en lo más alto y hacer parte de la elite de la gimnasia mundial había que trabajar y hacer sacrificios. A pesar de todo no me arrepiento de haber llegado a Cúcuta.
¿Cuándo fue su primera competencia?
- En el 2001, aquí en Cúcuta. En un campeonato nacional.
¿Cuándo ganó la primera medalla nacional?
- En el 2003, en un nacional en Bogotá. Norte quedó primero. Ese día un alumno del profe Jairo quedó primero, yo quedé segundo. Así fueron dos años consecutivos como subcampeón (2003 y 2004)
¿Qué tanto maduraba en lo personal y deportivo cada vez que ganaba?
- La maduración estaba en crecimiento, tanto en el nivel gimnástico, como en el profesional. Eso es un crecimiento continuo. Igual seguimos todos los días en busca de ser los mejores. Me sentía bien, cómodo, porque escuchaba cosas buenas de mi trabajo. Siempre he sido disciplinad y entendía las correcciones de los profes y eso me permitía avanzar rápido. En el 2005, llegué a competir por Norte al mando del profesor Jairo Ruiz y Denis Beltrán. Fui campeón nacional infantil, por encima de los cucuteños. Después entré a competir con Jossimar y Jhonny Muñoz. Siempre éramos los tres en el podio, independiente del ganador.
¿Cómo ha sido su participación en los Centroamericanos y del Caribe?
- He tenido la oportunidad de ir a dos. El primero, en Veracruz 2014. Ganamos medalla de bronce por equipos y no pasé a ninguna final. En Barranquilla, obtuvimos oro por equipos, un logro para Colombia. Obtuve bronce en barras paralelas.
¿Cuándo fue su primer llamado a la Selección Colombia?
- En el 2006, cuando me llamaron a la infantil nacional. Viajábamos al Sudamericano en Ecuador. Recuerdo que estaba contento, mis compañeros me admiraban, era como un ídolo para ellos. Los profesores me felicitaban cuando llegaba con las medallas. Mientras estaba afuera me ayudaban para que no faltara con tareas. Aunque nunca fui mal estudiante, me ayudaban para que no me preocupara. Muy contento cuando me puse por primera vez la camiseta de la selección de mi país.
¿Qué recuerda de su participación en Sudamericanos?
- Hace 4 años, en Chile, ganamos medalla de oro por equipos y pasé a una final de barra y anillas. No gane ninguna medalla. En Cochabamba 2014 obtuve la medalla de plata por equipos, en lo individual mejoré mucho. Competí en tres aparatos, pasé a tres finales y gané tres medallas, en arzones, paralela y barras.
¿Qué hace a la gimnasta un deporte diferente con respecto a las demás disciplinas?
- La gimnasia es un deporte único. No cualquier deportista puede hacer gimnasia. Desde pequeño la gimnasia desarrolla unas habilidades motrices y sicológicas extraordinarias. Siempre he dicho que un gimnasta puede practicar cualquier deporte. La otra diferencia es la disciplina. Hay que ser disciplinado dentro y fuera del gimnasio, si entrenas seis horas al día tienes que descansar y comer bien, porque si no de nada sirve. En la gimnasia por medio de la repetición se busca la perfección.
¿Qué recuerda de su participación en una fase de Preolímpicos?
- Es la experiencia más bonita que he tenido como gimnasta hasta el momento. Estar tan cerca de ir a los Olímpicos de Río de Janeiro 2016, hice el puntaje y clasifiqué, pero por reglamento solo va un gimnasta, debido a que en el mundial anterior no pudimos clasificar como equipo, entonces solo tiene derecho un gimnasta para ir a los Juegos. Jossimar y yo hicimos el puntaje necesario, pero el reglamento solo permitía uno y fue Jossimar.
¿Cómo es su relación con Jossimar?
- Lo conozco desde hace 15 años. Desde pequeños hemos tenido buena relación, nunca hemos tenido inconvenientes, ni en el gimnasio, ni fuera. Cuando viajábamos a las competencias éramos cómplices de muchas travesuras. Ahora que somos grandes y con una mentalidad diferente, seguimos siendo hermanos. Hemos estado juntos en las buenas y en las malas. En los últimos años he tenido la oportunidad de viajar más con él y hemos crecido en la gimnasia, aprendo cada día de él porque lo admiro. Es una calidad como persona y como gimnasta.
¿Qué tan importante es Jairo Ruiz en su vida como gimnasta y en lo personal?
- En la parte deportiva le debo gran parte de mis logros. Todo lo que he logrado en la parte técnica es gracias al profesor Jairo. Los asistentes me han ayudado a crecer, porque son los que están al lado del profe. Les agradezco a Denis Beltrán y a los asistentes, porque siempre están para ayudarme. El profe Jairo ha sido como un padre en la gimnasia. Me considero un hijo adoptivo, dentro y fuera me ha respaldado. Muchas veces se preocupa más por nosotros que por su familia y admiro la labor que hace. Nunca había conocido a una persona tan apasionada, obsesiva y disciplinada como el profe Ruiz.
¿Cuál es el momento más feliz que le ha regalado la gimnasia?
- Uno de los más bonitos fue el día que le entregué las llaves de la casa a mi mamá. Habíamos durado mucho tiempo sin vivienda propia, siempre pagábamos arriendo, mi papá había vendido la casa por la gimnasia y durante cierto tiempo vivíamos en condiciones no tan bonitas. Ha sido la mejor sensación. Gracias a Dios pude cumplir ese sueño.
¿Cómo evalúa el desempeño del grupo en los Centroamericanos en Barranquilla?
- Este ha sido el mejor equipo que he integrado. La conexión es única, todos somos jóvenes y talentosos. Los cinco gimnastas que competimos hicimos una gran presentación. Me siento orgulloso de mis compañeros por el trabajo y la entrega. Más que el talento y las condiciones que puede tener cada uno, tenemos entrega, pasión, disciplina, porque cuando haces algo mal, no eres juicioso, no solo te perjudicas en las competencias, sino al equipo. Doy fe de que mis compañeros se entregaron y que ha sido la mejor competencia por equipos que hemos tenido.
¿Qué tanto afectó al grupo la partida inesperada de Nohora Moreno, madre de Jossimar?
- Sé que no solo fue a Jossimar, sino a todos, porque doña Nohora fue como una madre que me regaló la gimnasia. La queríamos mucho, era una mujer hermosa, maravillosa, siempre estaba pendiente de nosotros. Para Jossimar fue un golpe devastador, su corazón se entristeció. Lo admiro y lo respeto mucho por tener la valentía y la gallardía de pararse y, a pesar del dolor, competir.
¿Les dolió ver cómo afectó al profesor Jairo Ruiz?
- El profesor Jairo tiene un corazón blando. También siente y se emociona fácilmente. Es estricto en los entrenamientos, es duro porque lo tiene que ser, para que nadie quiera pasar por encima, para que los gimnastas lo veamos con respeto y autoridad, y así funcionemos. Esa es la manera como trabaja. Pero tiene un gran corazón, también lo veíamos devastado, triste por lo que pasó, sobre todo por ver a su alumno (Jossimar) así. Sé que el profe se siente triste todavía.
¿Tiene algún amuleto o cábala antes de salir a competir?
- Tengo la costumbre antes y después de cada competencia de encomendarme a Dios. Oro antes de subirme a un aparato, dejo todo en las manos de Dios y después de terminar, independiente del resultado, dejo la gloria a Él. No tengo otra costumbre, amuleto o cábala.
¿Cómo se sintió al competir como local en Barranquilla?
- La experiencia fue grandiosa. Sentía el calor de la gente. El apoyo fue importante, nunca dejaban de gritar, de enviarnos energía por medio de las redes sociales, se sabían nuestros nombres y nos animaban con nombre propio. Escuchar el “Vamos Javier, vamos Jossimar, Vamos Carlos”, nos hacía ver que estaban pendientes de nosotros. Demostramos que no solo es fútbol, sino que hay otros deportes que le dan alegría al país.
¿Cómo toma la fama?
- No me ha gustado. He manejado un bajo perfil. Cuando celebro, me gusta hacerlo con los míos, en casa, en familia. Siempre que llego de una competencia, me conformo con estar con ellos, compartir un almuerzo, salir a un pueblo. Las cámaras, la radio y esas cosas nunca me han llamado la atención. Agradezco a quien me entrevista, me pide un autógrafo o una foto, eso significa que les interesa mi trabajo.
¿Cómo podemos describir a Javier Sandoval?
- Soy sencillo, callado, disciplinado, ambicioso.
JORDY ORLANDO CRUZ