El Jueves Santo se instituye el sacramento de la eucaristía, es decir, la consagración del pan, en el cuerpo de Cristo y el vino, en su sangre.
Este día se recuerda la última cena de Jesús con los 12 apóstoles, el lavatorio de los pies; la oración en el huerto de Getsemaní y el arresto de Jesús.
Durante el Jueves Santo, uno de los días principales de Semana Santa, Jesús se reúne con los discípulos, siguiendo la tradición judía y santifica el pan y el vino.
Posteriormente, se levanta de la cena, quita su manto, toma un lebrillo donde pone agua y comienza a lavar los pies de los discípulos en señal de humildad y servicio. Con este gesto, deja la enseñanza de amor, ayuda y hospitalidad de unos hacia otros.
Otro evento recordado es la traición que recibió Jesús de parte de uno de sus discípulos. Luego de terminar de orar en el Monte de los Olivos, Jesús se reunió con los discípulos y se dirigieron a una granja, donde se encontró con Judas Iscariote, el cual estaba acompañado por un destacamento de soldados y guardias armados.
En ese momento, Judas se acercó a Jesús y, le dio un beso, lo cual fue la señal para que los soldados lo detengan.