CÚCUTA.- Daniel Castro, hincha motilón, dejó de asistir a los graderíos del estadio General Santander por la mala administración del dirigente José Augusto Cadena. La situación del Cúcuta Deportivo ha llevado a que los seguidores opten por renunciar a las tribunas, a la pasión y al sentido de pertenencia por el equipo rojinegro.
El pensamiento de los cucuteños se define en “los años de mala racha”, dijo Carlos Melgarejo, aficionado. Las dudosas decisiones internas del club y los fines económicos beneficiosos para los accionistas perjudican a la institución y generan respuestas negativas entre los hinchas, cansados de los pésimos resultados.
Daniel y Carlos son hinchas frustrados. Ambos forman parte de los 20.000 seguidores del once fronterizo que abandonaron las tribunas, el escudo y la camiseta. La primera fecha del torneo 2018, contra Deportes Quindío, ponía sobre la grama a dos de los llamados al ascenso. Al partido asistieron 12.000 espectadores.
La poca inversión en la plantilla 2018 es la causa de la pérdida de confianza en el equipo. Las ausencias de Erwin El Alpinito Carrillo y Jhonny Ramírez hacen que en la mente de los hinchas baje la estima por el cuadro local. Llegar a semifinales, en el segundo semestre del 2017, fue difícil y con la nómina actual poco se espera.
El elenco motilón cumple el tercer año consecutivo en la segunda categoría del Fútbol Profesional Colombiano. Las campañas exitosas de 2006 y 2007, movían a 30.000 cucuteños, promedio, por partido y son prueba de que responden al buen andar del equipo. Pedir apoyo y que se abarroten las tribunas, es cuestión de amor y pasión por los colores rojo y negro.
La falta de un goleador de raza hace que los nombres históricos Walter Sosa, Omar Verdún y Manuel Rosendo Magán, que hicieron vibrar las barras en las décadas del 50 al 70, o los recientes Blas Pérez, Jorge La Babilla Díaz y Diego Cabrera, sean recordados con nostalgia y se pida un referente de esa calidad.
Otro factor que aleja del coloso de Lleras, a hombres y mujeres, es la manera como el equipo despliega el fútbol, sin buen toque, sin triangulaciones y sin saber llegar al arco contrario con posesión de balón. Ha sido el ADN mostrado en todas las canchas de Colombia, requisito exigido para que se pague la boleta.
“La única solución para que el equipo retome su rumbo es comprárselo a Cadena”, dijo Pedro León Jáuregui, periodista deportivo, con 35 años de experiencia en los medios de la ciudad. Resaltó el trabajo de Cristian Álvarez, Diego Chica y Jonathan Agudelo, como los llamados a “echarse el equipo al hombro” y conseguir el objetivo de este semestre, ganar el cupo a la máxima categoría.
Álvarez estuvo tentado por varios equipos de Colombia y Argentina en el último mercado de pases. Destaca como positivo el esfuerzo de la directiva de preservarlo y darle confianza como figura del plantel.
La odisea apenas comienza. “El problema va más allá de unos simples administrativos. El factor principal es que los jugadores han dejado pasar el tiempo, no aportan igual al equipo y solo producen pérdidas”, dijo Jordy Cruz, de Radio Monumental.
Este drama lleva tres años de vigencia. El cuadro motilón no logra ser protagonista en las finales y cada vez se aleja más la posibilidad de llegar a la categoría A. “No reconocer los talentos y ver pobreza en un equipo lleno de afición, son los causantes de la decadencia”, aseguró, periodista deportivo.
Hay situaciones que escapan de las manos, en diciembre de 2013 fue el inicio del proceso empresarial de José Cadena como máximo accionista del rojinegro. La gestión solo ha logrado un año en la primera división, luego de ascender en los controvertidos cuadrangulares organizados por la Dimayor y con un gol polémico convertido con la mano por el paraguayo Marco Lazaga.
José Luis Pinto, técnico campeón de la única estrella lograda en el 2006, en repetidas ocasiones ha expresado que la solución a los problemas estructurales es que se cree un comité y se organice la compra de la ficha. Para alcanzar este objetivo se debe otorgar la oportunidad a empresarios de la región que sienten el fervor y sean afines con los sentimientos de la afición.
El amor del timonel oriundo de San Gil (Santander) por el Cúcuta es acrecentado por su esposa Claudia Uribe, cucuteña seguidora de los colores rojinegros y que enamoró a este apasionado por la pelota. Pinto es fuente inevitable a la hora de hablar de la toma de decisiones.
Directivos y administrativos del equipo muestran una postura de positivismo a futuro, confían en que el 2018 sea el año del resurgimiento de las gloriosas tardes en el General. Con la apertura de oficinas en el barrio Caobos, buscan el acercamiento directo con los hinchas.
La iniciativa ha motivado a los aficionados, que discuten a cada momento sobre lo sucedido con el equipo. Ha sido visto de buena manera, porque es un medio para expresar que piensa el hincha de a pie.
Jorge Bautista, carpintero del barrio Cundinamarca, va al estadio desde el 2003 junto a su hijo, invitó a los que desde antes de que se televisara el fútbol de segunda categoría, buscaban la boleta para ver al once de sus amores, a que colmen el estadio para que un solo hombre que no coincide con los deseos de miles hunda un barco como el Cúcuta Deportivo.
El llamado de periodistas y expertos es a apropiarse de la institución y a creer en los emblemas por sobre los directivos, una racha o unos resultados. Son más de diez generaciones las que han alentado, sufrido y celebrado las actuaciones del equipo rojinegro.
JHOAN BAUTISTA – DIANA HURTADO
Estudiantes de Comunicación Social
Universidad de Pamplona
Campus de Villa del Rosario