CÚCUTA.- La situación que vive Cúcuta, por su condición de zona fronteriza, es causada, en buena parte, por los migrantes llegados de Venezuela, quienes por las injusticias del gobierno de Nicolás Maduro arrastran una carga de inestabilidad política, económica y emocional. Los cucuteños están afectados por el desempleo, vicios, inseguridad, desplazados, incremento de precios de alimentos y caos en las calles.
El Centro de Migración, en el barrio Pescadero, tiene como objetivo brindar atención a la población vulnerable, entre los que se encuentran deportados, refugiados e indígenas. Ofrece hospedaje con capacidad para 70 hombres y mujeres, alimentación y servicios espirituales por medio de los sacerdotes scalabrinianos.
Sandra Moreno, coordinadora de la dependencia de extranjería, dijo que “el objetivo de Migración Colombia se basa en controlar a los ciudadanos nacionales y extranjeros en la ciudad. Como la población ha aumentado, es necesario tomar ‘cartas en el asunto’ y ayudar con esta crítica situación.”
Los venezolanos que transitan constantemente entre ambos países en busca de alimentos y medicamentos, y para visitar familiares deben tramitar la Tarjeta de Movilidad Fronteriza (TMF) para circular por la zona de frontera. Los que quieran o deseen estudiar o trabajar en Cúcuta o en el resto de Colombia deben gestionar el Permiso Especial de Permanencia (PEP). Estas solicitudes deben diligenciarse por medio de la página web. Los servicios no remplazan al pasaporte ni al documento de identificación.
“Hay que tener en cuenta que estos servicios que prestamos en Migración Colombia son gratuitos y no necesitan intermediarios. En la página web pueden despejarse las dudas o inconvenientes que tengan acerca de este tema”, expresó Sandra Moreno.
Para la correcta ejecución de las funciones migratorias y de extranjería, la Policía ofrece a Migración Colombia los datos necesarios, en cuanto a antecedentes judiciales de quienes ingresan al país. Giovanny Leon, subteniente de la Policía y comandante del CAI de la glorieta del aeropuerto, expresó preocupación por la inseguridad en esta zona.
Una de las consecuencias de la situación que afronta Venezuela es el desempleo. Muchas mujeres se ven obligadas a prostituirse en Cúcuta para conseguir el sustento familiar. “En las noches, son más de 50 mujeres las que se paran frente a la línea de transporte Berlinas a ofrecer servicios sexuales. Incluso, nos dicen el precio de los servicios, como una indirecta, a ver si uno cae”, dijo el suboficial.
La cercanía entre el CAI y Migración Colombia favorece la orientación de los policías a los migrantes que llegan desorientados a la ciudad. Cuando no cumplen con los requisitos para tener los documentos en regla o por la falta de identificación, son trasladados a la sede de Migración, en el corregimiento La Parada (Villa del Rosario). De allí son deportados para el país de origen, donde tienen la posibilidad de volver ilegalmente por las trochas.
“Cónchale, vale, hay muchos venezolanos que vienen a curtir el nombre de mi país Venezuela. La gente tiene que entender que todos no somos iguales, que hay personas como yo que rebuscan la plata honradamente”, dijo Alejandro Méndez, venezolano residente en Colombia.
Esta situación ha generado inconformismo entre los cucuteños. En la ciudad se ha incrementado la inseguridad en las calles, debido a la informalidad. En los semáforos es evidente la presencia de venezolanos que limpian vidrios, en las busetas venden cualquier clase de golosinas y otros ponen como fachada a los hijos para pedir dinero.
Debido a este problema los cucuteños se sienten molestos y en ocasiones deciden no colaborar para no sentir el menosprecio con lo que voluntariamente se les da. “No se les puede dar la mano, porque agarran el codo. Está bien ayudarlos y atenderlos en ciertas ocasiones, o colaborarles cuando se rebuscan en semáforos o calles, pero se acostumbraron a eso y quieren que uno los ayude con más de lo que se tiene a la mano”, dijo la cucuteña Beatriz.
Muchos se sienten inseguros en los locales, prefieren no tener trabajadores, que contratar venezolanos, pues algunos han pasado los límites de confianza y no aprovechan la oportunidad que les brindan para trabajar honradamente.
DANIELA MORA – JULIANA SÁNCHEZ – DANIELA VERA
Estudfiantes de Comunicación Social
Universidad de Pamplona
Campus de Villa del Rosario
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