El Catatumbo, esa región de montañas imponentes y verdes paisajes, es un territorio que en muchos aspectos se encuentra marcado por la adversidad. Las dificultades sociales y económicas, sumadas a los retos del orden público, han convertido a esta zona en símbolo de resistencia y fortaleza. Pero más allá de las crisis que frecuentemente protagonizan los titulares, existe una historia diferente que merece ser contada: la de los artistas.
En estas tierras llenas de vida y tradición, florecen personas extraordinarias dedicadas a la danza, la música y las artes plásticas. Su trabajo no solo conmueve, sino que también aporta color y esperanza a una región que a menudo parece olvidada. Estas almas creativas transforman las dificultades en expresiones artísticas que nos recuerdan que el arte es mucho más que entretenimiento: es una herramienta poderosa de resistencia, un puente hacia la reconstrucción del tejido social.
Hoy quiero rendir homenaje a ellos, a esos guardianes de la cultura que apuestan por visibilizar El Catatumbo desde una perspectiva diferente. Con sus manos, voces y cuerpos, llevan el mensaje que esta región no es solo un escenario de conflicto, sino también una tierra de inmenso talento y belleza. Son ellos quienes, con cada movimiento de danza, con cada pincelada, con cada nota musical, nos invitan a mirar más allá de las dificultades y descubrir el potencial que yace en estas montañas.
El arte y la cultura tienen el poder de sanar y construir. En El Catatumbo, estas expresiones se convierten en faro que ilumina el camino hacia un futuro donde la comunidad se fortalezca, donde el turismo sostenible sea una oportunidad de crecimiento y donde los propios habitantes se conviertan en los principales embajadores de su territorio. Estas iniciativas, además, nos enseñan que el desarrollo no se mide solo en infraestructuras, sino también en las posibilidades de construir una sociedad más humana y conectada.
Los artistas de El Catatumbo son los verdaderos portavoces de una región que se niega a ser definida solo por sus problemas. En cada expresión cultural, hay un llamado a la esperanza y una invitación a soñar con un territorio donde el arte y la paz convivan como pilares fundamentales. Por eso, hoy los celebro y los reconozco, porque su labor no solo inspira, sino que también nos recuerda el valor inquebrantable de la creatividad frente a la adversidad.
Si apostamos al arte y la cultura como herramientas de transformación, si los respaldamos y promovemos, estaremos contribuyendo a la reconstrucción del tejido social y fomentando un turismo que valore y respete la esencia de El Catatumbo. Es tiempo de reconocer que, a pesar de los retos, este territorio tiene mucho que ofrecer al mundo, y sus artistas son la prueba viviente de ello.
TRINIDAD PACHECO BAYONA.