CÚCUTA.- Desde la oficina de la Defensoría del Pueblo “se ven la negligencia y la falta de voluntad política de las entidades para solucionar los problemas de la comunidad”. La apreciación la hizo William González Tarazona, quien asumió el cargo el 13 de noviembre de 2013. En estos 20 meses ha tenido que lidiar, incluso, con problemas ajenos que llegan al despacho en procura de una salida positiva.
Hombres y mujeres desesperanzados por la carencia de respuestas a las inquietudes, acuden a la Defensoría con la ilusión de encontrar la voz de apoyo que requieren en ese momento. Y llegan con solicitudes de subsidio de vivienda, indemnizaciones, legalizaciones y avalúos. “No atendemos esos casos, pero dirigimos a los ciudadanos a las entidades correspondientes”.
La gente, en ocasiones, no sabe cuál es la función real de la dependencia y acude por el trato que reciben en otras oficinas. Encuentran orientación en cuanto a requerir a la entidad encargada del asunto que lleve el usuario.
William González no cree que ese sea el lugar ideal para escampar de la lluvia de problemas que azota a los nortesantandereano. “Creo que estamos para la protección y divulgación de los derechos humanos”. Esa atención ha permitido ganar credibilidad entre la población y “hemos estado en acciones que han posicionado a la Defensoría. Hemos visitado los 31 municipios que comprenden la regional de Norte de Santander”, los otros 9 los atiende la oficina de Ocaña, junto a Río de Oro y González (Cesar)”.
El trabajo está direccionado hacia múltiples objetivos:
1.- Penitenciaría de Cúcuta. Mediante tutela se consiguió la restricción para la llegada de internos de otras regiones. La cárcel estaba sobrepoblada.
2.- Conflicto armado. Se presta ayuda a las víctimas en el punto de atención. Llegan a las 8:00, 9:00 de la noche y los reciben al otro día y no tienen respuesta positiva.
3.- Derechos humanos. La labor se ha encaminado a la promoción y divulgación, con charlas y diplomados a la policía y el ejército, la universidad, Asinort, el Inpec y las empresas que han solicitado el servicio.
4.- Mediación en paros y protestas en la región. En el caso del estudiante Gustavo Bolívar, de la UFPS, se solicitó la creación de la mesa de diálogo y se llegó a acuerdo para terminar la huelga de hambre.
5.- Orden público. Por alteraciones en Las Mercedes (Sardinata) y La Gabarra y Pachely (Tibú).
6.- Huelga de hambre de los vendedores informales. Desde el primer día ha hecho acompañamiento. La tarea de la Defensoría es la garantía el derecho constitucional a la protesta y que se hagan rondas de salud.
“He ido a la mayoría de los municipios para hacer presencia institucional y atender situaciones que la comunidad alerta o necesita de la Defensoría”, dijo seguro de que se ha adquirido posicionamiento mediante el trabajo que lidera el Defensor, Jorge Armando Otálora. “Viene mucha gente a buscar ayuda para situaciones que, de acuerdo con nuestra misión, no podemos atender”.
William González reconoció que la labor que cumplen en el departamento no es la perfección. En cambio, dijo, trabajan para que la confianza que genere la Defensoría y la respuesta que se dé a los usuarios sea positiva y cada día ganar credibilidad. “Hay mucho por mejorar”.
La inseguridad de los últimos meses en Cúcuta tiene preocupado al Defensor Regional del Pueblo. Cuando asiste a consejos de seguridad y a otras reuniones se muestran cifras en cuanto a disminución de delitos, de homicidios y de secuestros, pero los hurtos no cesan.
La oficina tiene el Informe de Riesgo del Área Matropolitana (Villa del Rosario, Cúcuta, Los Patios, El Zulia, San Cayetano y Puerto Santander) de acuerdo con lo ocurrido en materia de homicidios, hurtos, desapariciones, reclutamiento de menores y trata de menores de edad. Tras conocerse las conclusiones se ha alertado a las autoridades civiles, policiales y militares de todo cuanto sucede.
La capital de Norte de Santander es una ciudad difícil por ser frontera. Hay grupos criminales, bandas surgidas a raíz de la desmovilización paramilitar que se cambian de nombre y en un momento son ‘Los Urabeños’ y ‘Los Ratrojos’, después pasan a ser el ‘Clan Úsuga’ y las Autodefensas Gaitanistas.
“La gente es temerosa de denunciar por el entorno en el que nos encontramos. Esa es una práctica se viene dando”, a pesar de los hechos dolorosos que perjudican a las víctimas.
RAFAEL ANTONIO PABÓN
Foto: www.contraluzcucuta.co
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