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Al ingresar al club que recién abría puertas en el polideportivo de Atalaya, la sociedad ganó a un deportista, a un hombre sano. / Fotos: contraluzcucuta

CONVERSACIONES DE ENTRE CASA. Fui un niño con muchos problemas, Alain Altahona

CÚCUTA.- Alain es nombre de origen francés y significa guapo. Se lo puso el abuelo. Altahona es apellido de la costa caribe colombiana.

Para los incrédulos las coincidencias no existen. Quienes las han vivido los contradicen y dan los ejemplos. Un día, 10 años atrás, varios niños conocieron del rugby y corrieron a compartir esa experiencia con el amigo que se había quedado en casa. Le contaron cómo se jugaba, hicieron una demostración y convencieron al pequeño para que se uniera al grupo.

El deseo por descubrir ese deporte y la adrenalina que le despertó el ensayo, llevaron a Alain a probar suerte. La primera sesión lo maravilló y desde entonces practica esta disciplina. Al principio hubo oposición en el hogar, especialmente cuando llegaba con la ropa cubierta de barro. Después, le impartieron la bendición y lo dejaron volar hacia ese mundo que lo esperaba.

Al ingresar al club que recién abría puertas en el polideportivo de Atalaya, la sociedad ganó a un deportista, a un hombre sano y a un ser humano consciente de que los niños del entorno donde creció necesitan apoyo para no caer en vicios o no dejarse arrastrar por los hacedores de delincuentes.

  • Fui a fútbol, me pareció bonito, pero había que pagar. En ese momento mamá no tenía para pagarme mensualidad y uniformes. Más adelante, mi papá consiguió un amigo que me dejaba entrar a la piscina Olímpica. Fue una linda experiencia.

Terminó bachillerato sin dejar de jugar rugby. Fue a la universidad, cursó seis semestres de tecnología en obras civiles (a distancia). Era la hora de pensar en serio y decidir si parar o seguir con los entrenamientos para alcanzar el profesionalismo. Llegaron los títulos regionales y nacionales universitarios. Ahora, quería que lo llamaran para la selección Colombia.

En la mente no había generado la idea que esa sería la opción vida. Y apareció otro ángel en el camino. Sebastián Mejía lo convenció de que debía irse de Cúcuta para triunfar en este campo y crecer. Viajó a Medellín y comenzó a jugar para el Club Duendes.

La estadía en la capital antioqueña es de especial recuerdo porque marcó la época del sufrimiento, del trabajo agotador, de las largas horas en metro, de las extensas caminatas, de la poca paga que recibía y de los extenuantes entrenamientos para cumplir con la meta trazada.

  • Allá sí viví las duras de verdad. Trabajé en discoteca, vendía brownies con leche en clubes y torneos, trabajaba como recoge balones. Aparte, jugaba. Era una locura.

Un día normal, Alain se levantaba a las 4:00 de la mañana. Antes de las 6:00 comenzaba el entrenamiento. Hacía destrezas extras para mejorar las habilidades. Pasaba al gimnasio. Hacía de domiciliario. Si almorzaba en casa, dormía en el bus mientras el recorrido. Martes y jueves se entrenaba con Duendes; lunes, miércoles, viernes, sábado y domingo iba a la discoteca.

Llegó la recompensa al esfuerzo. Llamaron a 10 jugadores para ser profesionales y apareció en la lista. Después, pasó a Cafeteros y lo llevaron para Chile, donde la vida comenzó a cambiar. Hotel cuatro estrellas y bufé. Por primera vez veía 3000 dólares juntos.

  • Ahí, abrí la mente y dije ‘de esto se puede vivir’. Tengo que ser inteligente. Me ideé un plan. Busqué mánager, mostré mi hoja de vida y tengo mi página en YouTube.

Volvió a Medellín. Le ofrecieron ir a Argentina. De repente lo invitaron a Francia. ¡Sorpresa! En Brasil querían tenerlo como jugador. Y tomó ese camino. Jugó una temporada. Conoció Estados Unidos, Francia y por poco aterriza en Dubai. Regresó a Brasil. La temporada no fue buena. Por estos días está en Cúcuta.

Estos triunfos los cultivó con sacrificios. El proceso ha dado frutos y mantiene la esperanza puesta en que Dios tiene planes buenos para que cumpla este año. Piensa en que es momento para estabilizar la relación de pareja. Llevan cuatro años juntos y ella ha soportado las separaciones proporcionadas por el Rugby.

  • Yo era un niño con muchos problemas. Mi futuro no hubiera sido tan bueno si no es por el deporte. El barrio en el que vivía no era bueno. El que no era deportista, fumaba marihuana. El que era ambicioso y quería dinero, era ladrón o vendía droga. Y el que sale adelante, es domiciliario.

Ahora, cuando ha obtenido alguna ganancia por la dedicación y por el querer ser alguien, vuelve al club, habla con los niños, cuando puede los ayuda, porque está convencido de que no dimensionan la vida que llevan. A todos, les muestra el camino con la ilusión que lo recorran y sean diferentes.

También, tiene pensado el momento del retiro. Cree que jugará hasta los 33 años. Colgará los guayos en Japón o China, porque allá pagan bien. En ese momento será una máquina, con experiencia, y se llevará a la mujer y a los hijos.

¿Cómo se ve después del retiro?

  • Quiero ser el entrenador de mi club acá en Cúcuta. No conozco a todos los niños, pero a todos los quiero. Si William León sigue activo, apoyarlo. Mi meta es hacer un proceso con jugadores y buscar la manera de construir una casaclub, donde los muchachos puedan ir a almorzar.

RAFAEL ANTONIO PABÓN

rafaelpabon58@hotmail.com

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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Un comentario

  1. Gracias señor Rafael por el espacio

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