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Benedicto XVI habla a los novios

“¡El verdadero amor promete lo infinito!”, ha dicho Benedicto XVI en un mensaje dirigido a quienes, junto con otra persona, buscan poner las bases para vivir un amor definitivo.

Queridos novios.

Como novios os encontráis viviendo una etapa única, que abre a la maravilla del encuentro y que hace descubrir la belleza de existir y de ser preciosos para alguien, de poderos decir recíprocamente: tú eres importante para mí. Vivid con intensidad, gradualidad y verdad este camino. ¡No renunciéis a perseguir un ideal alto de amor, reflejo y testimonio del amor de Dios! 

¿Pero cómo vivir esta fase de vuestra vida, dar testimonio del amor en la comunidad? Quisiera ante todo deciros que evitéis encerraros en relaciones intimistas, falsamente tranquilizadoras; haced más bien que vuestra relación se convierta en levadura de una presencia activa y responsable en la comunidad. 

No olvidéis, además, que para ser auténtico, también el amor requiere un camino de maduración: a partir de la atracción inicial y del “sentirse bien” con el otro, educaos a “querer bien” al otro, a “querer el bien” del otro. El amor vive de gratuidad, de sacrificio de si, de perdón y de respeto del otro.

Queridos amigos, todo amor humano es signo del Amor eterno que nos ha creado, y cuya gracia santifica la decisión de un hombre y de una mujer de entregarse recíprocamente la vida en el matrimonio. 
Vivid este tiempo del noviazgo en la espera confiada de este don, que debe ser acogido recorriendo un camino de conocimiento, de respeto, de atenciones que no debéis extraviar nunca: sólo con esta condición el lenguaje del amor será siendo significativo también con el paso de los años. 

Educaos, por tanto, desde ahora a la libertad de la fidelidad, que lleva a custodiarse mutuamente, hasta vivir el uno para el otro. Preparaos para elegir con convicción el “para siempre” que distingue al amor: la indisolubilidad, antes que una condición, es un don que debe deseasrse, pedirse y vivirse, más allá de cualquier situación humana cambiante. 

Y no penséis, según una mentalidad difundida, que la convivencia sea una garantía para el futuro. Quemar etapas acaba por “quemar” el amor, que el cambio necesita respetar los tiempos y la gradualidad en las expresiones; necesita dar espacio a Cristo, que es capaz de hacer un amor humano fiel, feliz e indisoluble. 

La fidelidad y la continuidad de vuestro querer os harán capaces también de estar abiertos a la vida, de ser padres:la estabilidad de vuestra unión en el Sacramento del Matrimonio permitirá a los hijos que Dios quiera daros crecer confiados en la bondad de la vida. 
Fidelidad, indisolubilidad y transmisión de la vida son los pilares de toda familia, verdadero bien común, patrimonio precioso para toda la sociedad. Desde ahora, fundad sobre ellos vuestro camino hacia el matrimonio y dad testimonio de él también a vuestros coetáneos: ¡es un servicio precioso! 

Sed agradecidos a cuantos con compromiso, competencia y disponibilidad os acompañan en la formación: son signo de la atención y del cuidado que la comunidad cristiana os reserva. No estáis solos: buscad y acoged en primer lugar la compañía de la Iglesia.
(Apartes del mensaje de Su Santidad a los jóvenes)

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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