Las modas aparecen y desaparecen con cada época. Son notorias en lo relativo al vestuario que, con cada estación del año, donde las hay, los confeccionistas lazan nuevas colecciones que marcan la tendencia para ese momento.
Así, también, hay otras tantas variaciones en el comportamiento de los humanos, que cambian obedeciendo a oleadas y vaivenes, haciéndose destacadas algunas nuevas costumbres. Las palabras, a lo largo de la historia, han cambiado, porque entran en desuso y son remplazadas, mientras otras se adaptan a los nuevos tiempos y adquieren estatus.
Entre las que no usamos podría citarse a asueto, habitual en el vocabulario de quienes fueron nuestros abuelos, para hablar de las vacaciones. Nadie dice apañar para referirse a algo que hay que recoger con la mano. Muchos más ejemplos podrían mencionarse, como aguardar, que ha sido relegado al lenguaje cotidiano entre quienes dedican la vida a las labores agrícolas.
Pero, han surgido nuevos vocablos o tal vez haya ocurrido que estaban en el diccionario desde hace rato, solo que ahora adquirieron relevancia y son habituales en escritos y conversaciones.
Comencemos por resiliencia, que es la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos. Los que fueron batalladores en tiempos pretéritos, ahora son resilientes. En muchos escenarios se utiliza con fuerza el vocablo contexto que, según la Real Academia Española de la Lengua, es el entorno lingüístico del que depende el sentido de una palabra. Frase o fragmento determinados. Es algo así como “saber de qué estamos hablando”.
Otro ejemplo es, revulsivo, aquello que provoca una reacción brusca, generalmente con efectos beneficiosos. Se oye con frecuencia a narradores y comentaristas deportivos para referirse a la necesidad de dar vuelta a un partido cuando el resultado es adverso. Ahora, es común mencionar el término tema, para dar a entender que se trata de un asunto, situación o trama. Es corriente oír, sobre todo entre los jóvenes, escuchar “el tema es”.
Antes, alguien tenía un negocito; ahora, tiene un emprendimiento, porque emprendedor es todo aquel que de manera decidida comienza una empresa innovadora. En el sentido más amplio, es una pequeña empresa empezada para buscar ingresos adicionales y lograr objetivos mayores.
Así, podríamos citar otros ejemplos. El más innovador es el propuesto por el jefe de gobierno, el presidente Petro: “Lo ilícito se acaba quitando la letra i y se vuelve lícito. Luego, todo consiste en quitar la letra i de la palabra ilícito”, que complementa lo que había dicho: “si logramos que una serie de actividades que hoy se consideran crimen no se consideren crimen más adelante, pues habrá por definición menos crimen en Colombia”. Mejor dicho, esto es legalizar lo ilegal, desaparecer los delitos, quitar el castigo. Seamos delincuentes por mandato presidencial. Nada más ilógico y discordante, justo cuando lo que necesitamos es orden y respeto a las leyes.
Una versión creada por inteligencia artificial, y de moda, dice: El “poder de la palabra”, se refiere a la capacidad inherente de las palabras para influir en la mente, emociones y acciones de las personas, así como en el mundo que nos rodea.
J.O. Pabón
@Paboncito