CÚCUTA.
La historia tiene los comienzos en la herencia paterna. A los 6 años, Esteban Ramón competía en la antigua Plaza de Ferias. Ahí comenzó la pasión por los caballos. Luego, para complementar el gusto, estudió agropecuaria. Se hizo instructor, aprendió, le tomó el pulso a la equitación y abrió el club Equinorte.
Ese recorrido lo ha complementado con cursos y capacitaciones acerca del reglamento, de la estética del binomio jinete – caballo, de la posición al montar y de la empatía ser humano – animal. “Si uno no trabaja bien, ninguno de los dos funcionará en la competencia”.
En la categoría preinfantil, de 6 a 8 años, Norte de Santander se da el orgullo de mostrar el diploma de la campeona mundial Celeste Cárdenas. Sucedió en el 2022. Otras dos niñas, alcanzaron puesto entre las 10 mejores del torneo. La mayor parte del entrenamiento, para alcanzar esos honores, la ha encabezado Esteban, con apoyo de instructores foráneos y nacionales.
En los torneos internacionales hay banco de caballos, aunque no son los élite, ni de la mejor calidad. Se dan las posibilidades de conseguir el animal y participar en las pruebas. “Hay niños que compiten con caballos alquilados o prestados. La campeona llevó yegua propia”.
La escuela procura estar en competencia constante. Durante el año participa en las válidas y no han faltado a ninguna. A los circuitos nacionales viajaban seis o siete niños; en el último, hicieron presencia con tres. “Aspiramos a crecer el grupo. Hay unos aspirantes a competir. No es sencillo”.
Ramón reconoce que la calidad del caballo es importante, tanto como la del jinete que debe saber cómo sentarse, mantener erguida la espalda, llevar la cara al frente con la mirada fija y los brazos en la mejor posición para agradar a los jueces y obtener la puntuación que le dé la posición de subir al podio.
La mansedumbre del animal es importante para la presentación de los niños en cada prueba. Los caballos, en la preparación, tienen montador. Detrás del animal están el herrero y el cuidador. “Un caballo bueno y ordenado facilita la actuación de cada deportista”.
La práctica para alcanzar la forma y el entendimiento se da tres veces a la semana, con la orientación del instructor. Antes de cada válida el entrenamiento se intensifica y se hace doble jornada, durante tres o cuatro días seguidos. “No siempre con el caballo de competencia, porque no se puede agotar. Se va a desgastar”. Los ejercicios comprenden rutinas con caballos de prácticas.
Soy capaz de dar más
Martina Ramón Moncada, al igual que su padre, lleva en las venas el gusto por los equinos y será la heredera de Equinorte. Tiene 10 años, monta por placer y con la mira puesta en los torneos que vendrán. Primero aprendió a montar y luego dio los primeros pasos para alegría de los padres. “Desde los ocho meses monto a caballo”.
En esta temporada ha tenido inconvenientes con la montura. No ha encontrado el animal que la entienda, que la obedezca y que la lleve al sitial de honor en las competencias. “No tengo caballo para competir bien”.
En otros circuitos si ha obtenido oro y ocupó el primer lugar en la selección Colombia de su categoría, en el 2024. Llegar a este nivel le ha exigido disciplina y atención a las indicaciones del instructor. “Él sabe que soy capaz de dar más de lo doy”.
Los nervios del comienzo de la competencia desaparecen con cada minuto transcurrido sobre el animal. Y al ganar la presea dorada la expresión cambia y pasa a ser un gesto de alegría. “Se siente chévere”.
Por estos días se entrena con rigor, porque la siguiente competencia será a finales de septiembre, en Montería. Para alcanzar la forma ideal cuenta con el respaldo de Esteban (entrenador) y de la madre, que cuando observa algún detalle lo corrige.
Entrevista: WILLIAM DÍAZ – nomedigamas