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Acciones extraviadas

1.- SÍ, el olvido, la indiferencia y la pasividad en el obrar siguen marcando las expectativas  y el real ambiente dentro del contexto  fronterizo binacional, porque todos sus caminos parece que condujeran a la nada, porque nadie de poder, mando, orientación o guía  nacionales  y con facultades  para influir  en el marco de  las vivencias binacionales hace su aparición o anuncia su llegada.

Todo es un continuo suspenso, porque todo se mantiene fijo, pero en el aire. Y no hay, ni espontáneos, que intenten superar este estado, porque  hasta los que procuraban promover empeños o buscar nuevas alternativas, se callaron  o fueron borrados  sus nombres de todo registro en un afán claro, pero desmedido para que no se produzca ninguna alteración y lo que se preserve y continúe la vivencia de lo inútil  y el mantenimiento de quienes  se contentan con registrar la inoperancia, el desdén   y el abandono, sin que se nutra y aparezcan las políticas de Estado que hacen falta.

2.- Cuando, hace algunas décadas el ambiente comercial lo precisaban y motivaban personas de reconocido influjo venidas de muchas partes de Colombia, Venezuela y el mundo, todos calculaban y recibían  sus pagos en monedas y sabían el real precio de cada fracción. Hoy no, porque la incertidumbre es permanente y la carencia de acercamientos y contactos  constantes  no surgen con entusiasmo y vigor, porque hasta los avisos que pululan y certifican lo que ocurre son aquellos que anuncian entre calles y avenidas el se arrienda y se vende, como peligroso  signo y señal de soluciones que no se ven, ni se vislumbran al corto o mediano plazos.

3.- Es tanta la indiferencia y desidia que  pasa inadvertido que el agua de los ríos  no es la misma, porque la fuerza y el vigor de los caudales se vinieron a menos. Y lo que empieza  a hacer más incierta la esperanza es la falta de ese líquido incoloro y la poca o ninguna atención de las autoridades y de los que integran la comisión de los que mandan, mientras se hace más intensa la capacidad lumínica del sol, que ahora  se tomó calles, avenidas y techos, aumentando el calor y el promedio en la temperatura.

Pero eso a nadie  pareciera interesar, porque los que debieran velar y entusiasmarse por lo real y trascendente no asumen, ni valoran y entienden el compromiso. Sí, es esta la triste situación y vivencia de una faja territorial –de enorme y significativa importancia geopolítica y estratégica ubicación – ahora relegada, abandonada, sin dolientes y con poco o disminuido corazón por la sinrazón de no hacer nada para que nada pase, cambie o se trasforme. Y como si en lugar de exponer y proponer lo mejor fuera callar.

JOSÉ NEIRA  REY

jneirarey@hotmail.com

Notas al margen                                                

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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