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OPINIÓN. Cúcuta emprende, produce y compite

Ante la crisis que ha vivido Cúcuta durante la última década por falta de políticas públicas claras para generar empresa e industria, y crear empleo estable, o en su defecto fortalecer la existente en un trabajo articulado interinstitucional y gremialmente para garantizar fuentes de empleo sostenibles que contrarresten la ilegalidad y la informalidad comunes en esta zona de frontera, observamos que, por el contrario, crece a pasos agigantados el trabajo informal como la principal actividad de fuente de empleo  y de ingresos de los habitantes de Cúcuta y el área metropolitana.

El tema se ha visibilizado recientemente,  tanto nacional como internacionalmente para que los ojos del mundo estén puestos en  esta zona fronteriza, principalmente en Venezuela por los resultados electorales del 6 de diciembre que generan expectativas tanto para Colombia como para el mundo

Esta informalidad, que supera el 72 por ciento, según cifras oficiales, y que mantiene a la ciudad en el primer lugar del país con esta modalidad de trabajo, representada en ventas informales, ambulantes y estacionarias, como venta de gasolina en las calles, productos perecederos, hayacas, venta de pasteles, avena, agua panela, jugos, pizza, entre otros, los ‘maneros’ que cambian pesos por bolívares o viceversa, los giros que provienen en dólares (Cupos Cadivi),  exportaciones ficticias, etcétera, productos manufacturados (carteras, bolsos, correas, ropa interior, blusas, suelas de zapatos, pantalones, ropa de bebé, cachivaches  y venta de alimentos o productos venezolanos, entre otros), estos últimos salían en gran cantidad del vecino país de manera ilegal (contrabando), a la vista de guardias y policías de lado y lado de la frontera y eran  vendidos por unidades o al por mayor en sitios conocidos de la frontera del lado de Colombia, como La Parada (Villa del Rosario), la calle sexta,  Cenabastos y la Nueva Sexta (Cúcuta).

En estas actividades ilegales e informales participan miles de  familias de la frontera,  unas que  aprovechan la triangulación del dólar frente al peso y el bolívar fuerte, para manipular los controles y hacer de las suyas en una  economía subterránea, y otras que sobreviven de estas diferentes  actividades que ofrece  el intercambio de compraventa de productos venezolanos de manera ilegal. Ahora bien ¿por qué las familias se ven inmersas en estas actividades? Por no encontrar alternativas de empleo que les permita subsistir, donde de alguna manera para los gobiernos local y nacional le serviría para acabar o mitigar con este problema que afecta las economías de los dos países, en especial la de la región de frontera, hasta el punto de que hoy se le responsabiliza a Colombia del desabastecimiento de alimentos y productos de primera necesidad, lo que produjo la decisión unilateral del presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, de declarar  el cierre indefinido de la frontera y en la misma forma el estado de excepción por dos meses, que agudizo la crisis social y económica en este corredor binacional desde el 22 de agosto.

Por fortuna para el Área Metropolitana de Cúcuta, esta decisión unilateral hoy nos permite tener  claridad de nuestra economía para tomar algunas medidas de corto plazo por parte del Gobierno para contrarrestar el impacto negativo del cierre de frontera y lograr mejorar en ventas con algunos artículos nuestros de la canasta familiar,  y lo mejor el cambio que tiene la ciudad al eliminar los pimpineros o bombas de gasolina callejeras.

Todo esto nos genera varios interrogantes ¿Por qué razón? ¿Cuál es la causa? ¿Cuál es la posible solución? Al revisar los planes de desarrollo de las  últimas tres administraciones municipales, con sus respectivos programas de gobierno, Progreso para todos, de Ramiro Suárez Corzo (2004 – 2007); Cúcuta Solidaria y Competitiva, de María Eugenia Riascos (2008 – 2011), y Cúcuta para Grandes Cosas,  de Donamaris Ramírez (2012 – 2015) encontramos cada uno con sombras y luces que nos permiten concluir e identificar la respuesta del por qué. ¡Falta de planeación con prospectiva en los ejes transversales que requiere la ciudad-región!

Al analizarlos en relación al tema  económico que conduce al fortalecimiento empresarial  y la creación de empresas o industrias que fomenten  la generación de empleo estable, encontramos cuál es la causa.  ¡La falta de coherencia o trazabilidad de uno a otro periodo de gobierno en ejes transversales como infraestructura vial, servicios públicos y conectividad. A su vez, la falta de política pública para el fomento y el fortalecimiento empresarial que permita el desarrollo socio económico que brinde oportunidades de empleo y bienestar a la sociedad!

¿Cuál es la posible Solución?

Al iniciar este nuevo año todos los empresarios realizamos un balance del año que termina y planeamos para corregir los errores cometidos, para proyectarnos con eficacia y eficiencia como lograr con efectividad nuestras metas; así mismo queremos para nuestra ciudad y región fronteriza, nos corresponde como sociedad civil exigirles a las Administraciones, tanto Departamental, y del área Metropolitana, que se priorice las necesidades expuestas y se le dé continuidad a los procesos que ya se iniciaron en un entramado interinstitucional público-privado para lograr una Cúcuta que emprende, produce y compite, para salir del “peladero” máxime cuando se cuenta con un gobernador que ya ejerció y conoce de primera mano las necesidades de la región y un alcalde metropolitano que con su mentor tiene el reto de transformar lo oscuro del pasado en luz para el futuro inmediato.

ALVARO A. ESCOBAR

Presidente Corpoaliarse

Foto: www.contraluzcucuta.co

 

 

 

 

 

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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