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UFPS 50 años: los retos que nos esperan

La Universidad Francisco de Paula Santander (UFPS) se prepara para cumplir los primeros 50 años de vida institucional y se advierten serios problemas que de no atenderse de manera urgente y prioritaria el futuro de la universidad estará seriamente comprometido.

La UFPS deberá tener como prioridad el aumento de la masa profesoral de planta, romper el cuello de botella del atraso en la investigación y establecer un nuevo modelo administrativo que logre posicionarla entre las mejores del país. Hay que actuar con urgencia, pero con visión y rigor. La misión, si esta generación decide aceptarla, es salvar a la universidad de una tragedia anunciada por vía de la cuestionada reforma a la Ley de Educación Superior y de un modelo administrativo que en los últimos 12 años muestra débiles resultados en los asuntos vitales de la institución.

El reducido número de profesores de planta no permite el cabal cumplimiento de ningún precepto misional. La UFPS-Cúcuta cuenta con 119 docentes de planta y 680 catedráticos para atender una población cercana a los 17.000 estudiantes. Si solo contáramos con los docentes de planta, la relación alumno-profesor sería alrededor de 143 estudiantes por docente. El Decreto 3020 del 2002 fija una relación de 32 estudiantes, máximo, por docente en la educación secundaria. La sola cifra debería prender las alarmas, pues una relación de este tipo es insostenible y dificulta el avance positivo en todos los aspectos de orden académico de la institución.

En la UFPS los docentes de cátedra suman el 85 por ciento del total de la planta profesoral y se contratan exclusivamente para labores de docencia, sin entrar a apoyar o desarrollar procesos de investigación y extensión. Muchos se preguntan por qué si en 1974 existía una población estudiantil ocho veces menor a la actual, se contaba con un número mayor de docentes de planta de los que hay en la actualidad. Igualmente, entre el 2000 y el 2008, solo la Facultad de Ingeniería, en la planta docente, se disminuyó en 24, y en el mismo periodo se incorporaron 4 nuevos profesores. Se observa aquí, un gravísimo problema de planificación y gestión desde la administración de la universidad. Sin docentes de planta suficientes, la universidad se condena al incumplimiento de las labores misionales y declina la posibilidad de una acreditación institucional.

El peso de la escasez de profesores de planta también lleva al traste la posibilidad de desarrollar investigación. Sin el desarrollo y la consolidación de la investigación la universidad no podrá cumplir el sueño de obtener la acreditación institucional de alta calidad. Hay indicadores preocupantes para la universidad. Por ejemplo, La UFPS-Cúcuta ocupa en el ranquin nacional el puesto 66, entre 68 universidades, en cuanto a investigación se refiere. El número de profesores con doctorado no pasa de 10 y las maestrías son solo hasta ahora una oferta que comienza a tenerse en cuenta. Este problema de carácter estructural por su complejidad, surge fundamentalmente de la ausencia de una masa crítica de docentes en número suficiente y de la falta del crecimiento vertical de la institución (posgrados). La investigación hoy, en el mundo, se desarrolla desde los posgrados (maestrías y doctorados) o por intermedio de institutos de investigación altamente dotados con personal profesional de dedicación exclusiva y equipamiento tecnológico.

La UFPS ha carecido, históricamente, de una política planificada para el crecimiento vertical. La universidad ha fundamentado el desarrollo sobre las carreras de pregrado y ha establecido una formación profesionalizante que demanda más docencia y menos investigación. Sin una política y estrategias claras que garanticen a la UFPS participar activamente en el subsistema de investigación del país se corre el riesgo, a la luz de la reforma de la Ley 30, de perder la denominación de universidad y convertirse en un instituto de educación de segunda categoría.

Pero si la falta de recurso humano no permite consolidar la investigación tampoco permitirá el crecimiento vertical que demanda la universidad y afectara el nivel académico de los estudiantes. El desempeño académico de los estudiantes ha disminuido en los últimos años y muestra de ello son los resultados obtenidos en las pruebas Saber Pro, antiguos Ecaes, que miden el rendimiento y la calidad de los universitarios del país. En el 2010, la UFPS-Cúcuta ocupó el puesto 176, ubicándose 20 puntos por debajo de la media nacional, y la UFPS-Ocaña, el 208. Los resultados anteriores muestran que los estudiantes se encuentran literalmente rajados ante el Ministerio de Educación Nacional. Esta situación debe revisarse seriamente dada las implicaciones que se surten en el mercado laboral por cuenta del desempeño no del estudiante de manera individual sino de la institución.

La perdida actual de renovación de registros calificados de los programas de Licenciatura en Biología y Química de la Facultad de Ciencias, Artes y Humanidades; Ingeniería Agroindustrial, de la Facultad de Ciencias Agrarias y del Ambiente, en la sede de Cúcuta, y del programa de Contaduría Pública, de la sede de Ocaña, muestran un descrédito institucional ante el Ministerio de Educación y la sociedad. Y sobre esto no ha existido ningún tipo de pronunciamiento por parte de los directivos de la universidad, otorgando con el silencio un sinnúmero de dudas sobre la solvencia académica de la institución.

Si los indicadores institucionales se deterioran no existe duda que son producto del modelo administrativo. En la UFPS se ha implementado un modelo que solo administra los recursos existentes (aportes de la nación y rentas propias) sin que se establezcan políticas de gestión a mediano o largo plazos para fijar metas financieras que garanticen el cumplimiento de todos los aspectos misionales de la institución. Esto ha conllevado a que se deje de lado la planificación y se opere exclusivamente sobre la inercia de la institución y las emergencias de turno. No hay modernidad en el modelo administrativo y, por lo tanto, se requiere que se introduzcan factores de medición, con los cuales cualquier empresa podría medir su eficiencia. Se deben medir los indicadores en los cuales se comprometa a cumplir la institución (scorecard), se debe visibilizar cómo está la institución frente a sus pares (dashboard) y asumir la rendición de cuentas de manera pública y trasparente en la que se informe sobre el estado de pérdidas y ganancias (P&G) como cualquier otra empresa. Lo anterior permitiría tener un cuadro claro sobre el avance o el retroceso de la institución y efectuar las correcciones pertinentes sobre políticas o estrategias en los aspectos misionales, cuestión que hoy es inexistente.

Muchos profesores (independientemente de la vinculación), estudiantes y administrativos somos conscientes de la situación de la universidad arropada bajo el velo de una aparente normalidad. La universidad debe rescatarse y convertirla en el gran proyecto cultural que demanda la región. La apuesta debe ser darle futuro a la universidad, no condenarla al fracaso en el presente. Se requiere, entonces, desarrollar todas y cada una de las tareas necesarias y prioritarias que demanda la recuperación urgente de la institución. No cabe más la excusa de la escasez de recursos económicos, los cuales deberán conseguirse mediante una agresiva gestión de la alta dirección, de lo contrario, la oferta académica que brindará la universidad terminará convertida en un asalto a la buena fe de los usuarios y en una oferta engañosa de un servicio que en realidad no se podrá prestar con calidad.

CARLOS H. FLÓREZ GÓNGORA

Profesor de la Universidad Francisco de Paula Santander-Cúcuta. Candidato a la rectoría de la UFPS para el periodo 2012-2015.

Sobre Rafael Antonio Pabón

Nací en Arboledas (Norte de Santander - Colombia), educado y formado como periodista en la Universidad de la Sabana (Bogotá), gustoso de leer crónicas y amante de escribir este género periodístico, docente en la Universidad de Pamplona (Colombia) y seguidor incansable del Cúcuta Deportivo.

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