CÚCUTA.- El 8 de marzo, es el Día Internacional de la Mujer. Según la historia, se eligió esta fecha como recordatorio de la trágica jornada de 1908, cuando 129 obreras de la fábrica de Cotton (Nueva York) fueron quemadas por reclamar 10 horas diarias de trabajo. Los dueños de la empresa prefirieron quemar el lugar antes que acceder a los reclamos.
Las funciones de la mujer han cambiado enormemente, pero la desigualdad que existe aparece bajo una apariencia de normalidad. La realidad es distribuir 24 horas en una lista de tareas que conlleva más tiempo. Sin embargo, sin ser hadas madrinas, después de la agotadora jornada, debe continuar las labores hogareñas. Así trascurre la vida en un día cualquiera para muchas mujeres trabajadoras.
Una jornada ordinaria exige ocho horas diarias, dormir mínimo seis, para las tareas domésticas cinco y para tomar el alimento tres. Quedan dos para levantarse, orar a Dios, organizar los niños, cuidado personal, ir y regresar del trabajo, ver la televisión, leer, atender a la pareja, usar el ordenador, pagar servicios, ir al médico, hacer ejercicio, salir de compras, interaccionar socialmente, etcétera.
Toma infinidad de pastillas para el insomnio; además, tiene unas horas que realmente no hace nada, porque están exhaustas, pero recuerda que falta culminar otras labores del hogar. A pesar de todo, finaliza dando gracias a Dios por haber cumplido con la meta de dormir las seis horas que el cuerpo pide para un nuevo amanecer. El Ser omnipotente que creó la mujer no se equivocó al conceder una persona para alegrar al mundo con su presencia.
Ahora, compare un día cualquiera de la mujer con la teoría principal que sostiene Simone de Beauvoir con respecto a la “la mujer”, o más exactamente el significado de mujer (coqueta, frívola, caprichosa, salvaje, sumisa, obediente, cariñosa, etcétera). Es un producto cultural que se ha construido socialmente, creada y formada poco a poco.
La mujer se ha definido a lo largo de la historia siempre como madre, esposa, hija, hermana… Así pues, la principal tarea de la mujer es reconquistar su identidad específica y desde sus criterios. Muchas de las características que presentan las mujeres no les vienen dadas de su genética, sino de cómo han sido educadas y socializadas.
La frase que resume esta teoría es célebre: “No se nace mujer, se llega a serlo”. Sin embargo, 104 años después, esta mujer goza de absoluta actualidad, sobre todo por su inquebrantable lucha por la igualdad. Aún queda para la mujer abonar la deuda adquirida con las mujeres que nos precedieron y nos han ampliado las puertas al reconocimiento, la participación, la libre expresión, al voto.
El reto de la mujer de hoy es dejar huella y encontrar respuestas sobre cuál ha sido y debería ser el papel en el presente y en el futuro de la historia. Felicitaciones a todas las mujeres. Las invito a no desfallecer. Aún queda mucho por hacer y vienen grandes momentos para aportar en la historia mundial a lo largo de los siglos.
LUZ ESPERANZA GUTIÉRREZ M.
Este artículo tiene la capacidad de envolver a quien lo lee. Me da intriga q puede pensar un hombre de las bondades de las mujeres que muestra este escrito. ¿Algun día será reconocido y valorado el esfuerzo de las mujeres?
Mis felicitaciones a la creadora del artículo, tenía que ser mujer para entender y valorar nuestros procesos.