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CÚCUTA.- Tras el cierre de la frontera colombo-venezolana, en agosto de2015, por orden expresa del presidente venezolano Nicolás Maduro, para frenar el contrabando y el desabastecimiento que los afectaba.
Miles de familias colombianas radicadas en el vecino país fueron obligadas a dejar pertenencias y familias al ser expulsados de las viviendas. Los acusaron de ser ‘guerrilleros’. Al llegar a Colombia se refugiaron en albergues preparados para recibirlos y darles mejor calidad de vida, ubicándolos en trabajos temporales para tener mejor estabilidad familiar.
La secretaría de Salud de Norte de Santander adelantó un censo para ayudar a los venezolanos radicados en Colombia. Ofreció charlas y talleres para la población vulnerable a las enfermedades de transmisión sexual y las embarazadas en mal estado de salud.
Al llegar a Colombia encontraron una realidad diferente a la que estaban acostumbrados. El gobierno venezolano tiene a los habitantes enseñados a que todo se lo den y esperaban que los gobernantes colombianos hicieran lo mismo. Solo recibieron ayuda para subsistir en territorio fronterizo.
Angélica Serrano, de 64 años, fue deportada. “Trabajé nueve años en una empresa de alimentos. En un momento la guardia venezolana empezó a pedir papeles y era la única colombiana. No me validaron la cédula venezolana que tenía y me retuvieron en un calabozo 24 horas”. No le dieron la posibilidad de avisar a los familiares ni de sacar las pertenencias. Al llegar a Colombia tuvo un choque cultural y sicológico, porque en Venezuela lo tenía todo y al cruzar la frontera se encontró sin nada y sin posibilidad de trabajar por la edad.
No solo se evidenciaron pérdidas individuales, también se afectaron los cambistas tras el cierre fronterizo. La devaluación de la moneda venezolana, en los últimos tiempos, ha perjudicado a centenares de familias. María Sarmiento es cambista y vivió el cierre de la frontera, el 20 de agosto de 2015. “Eso fue algo duro para mí, porque con esto es que sostengo a mis hijos, darles la alimentación, un buen hogar y los estudios. Solo esperaba el momento en que volvieran a abrir la frontera y así tener nuevamente mi trabajo estable”.
Después de 10 meses, Nicolás Maduro llegó a un acuerdo con el presidente colombiano Juan Manuel Santos y decidieron, el 10 de julio de 2016, reabrir el paso peatonal para que los habitantes de ambos países reencontraran a las familias. Más de 85.000 niños y adultos pasaron la frontera el primer día.
La apertura se dio con una serie de cambios para ambos países en torno al contrabando, el mejoramiento del comercio, la seguridad y el combustible, entre otros.
“La delincuencia se ha incrementado en la frontera. Es algo preocupante, pero todo se va a manejar con cautela”, dijo El agente de la policía Gustavo Vera.
CRISTIAN FORERO – MAYRA GÉLVEZ
Estudiantes de Comunicación Social
Universidad de Pamplona
Campus de Villa del Rosario
Foto: Especial para www.contraluzcucuta.co
