CÚCUTA.- David Corredor Cuéllar era de esos hombres que nacen para ser incomprendidos, para tomar el camino que consideran correcto y que los demás ven como el sendero equivocado, para asumir posiciones que en ocasiones solo ellos entienden y para demostrarle a la sociedad que los pensamientos no tienen igual valor para todos.
Hace un buen tiempo lo conocí y desde entonces vi la diferencia que marcaba con los demás. Respeté sus ideales y sus creencias; admiré su persistencia en proyectos quijotescos y, sin ser su fiel seguidor, permanecí atento a su nueva locura.
Quizás se cansó de ver girar los molinos sin que produjeran los frutos soñados, como el traer al Real Madrid a Cúcuta, ser presidente de Colombia, ocupar la silla principal del palacio Municipal y llegar al Congreso de la República.
A donde viajó su alma, seguro tendrá un encuentro feliz con Trincado y con Chávez, personajes a los que siguió hasta los últimos días en la tierra, y con los hermanos de la escuela magnético-espiritual de la comuna universal, a la que pertenecía.
En este día, no sé de qué mes del año 103 de la Nueva Era en la que llevaba las cuentas, partió a la eternidad y dejó muchos proyectos comenzados, como el debate con los candidatos a la Alcaldía de Cúcuta, el libro sobre la vida de Hugo Chávez y el Movimiento Socialista Bolivariano.
Hoy, quizás, no sea objeto de los reconocimientos que merece, porque no fue amigo de los altos poderes, sino detractor de los manejos en los despachos públicos; no comulgó con las clases dominantes, sino que se opuso a las decisiones tomadas contra el pueblo; no estuvo de acuerdo con infinitas posturas sociales, porque no era de esa casta, y no compartió manteles con la dirigencia regional, porque tenía su convicción política.
Aarón, su hijo, escribió en Facebook para despedir a su padre, “se fue el hombre que me dio la vida, que me dio el carácter y me mostró el camino… ‘mi bigotico lindo’, así lo llamaba de niño. Gracias Padre por tu amor. Te amo”.
A David lo despido con el mensaje que terminaba los comunicados de prensa: “Como Trincado, Sandino y el Che, decimos: Hasta la Victoria… siempre más allá”.
Foto: ARCHIVO PERSONAL