CÚCUTA. El Torneo de la B del fútbol colombiano terminó para el Cúcuta Deportivo. A pesar del triunfo (2-1) ante Tigres, el once rojinegro se despidió del campeonato de la segunda división. Regresó a la competencia a mitad de año, luego de vivir pesares por las decisiones tomadas en Bogotá y después de afrontar dificultades deportivas.
Fueron días de alegrías, tristezas, idas y venidas. El cuadro motilón no cuajó como los aficionados esperaban y dejó escapar en casa puntos valiosos que al término del calendario regular hicieron falta para entrar al Grupo de los Ocho. Como visitante cuadró caja en algunos pasajes, pero esos resultados no sirvieron, a la postre, para asistir a la fiesta de fin de año.
El debut de Aquivaldo como técnico no alcanzó el éxito anhelado. El entrenador tenía como punto de mira el trabajo de Lucas Pussineri, quién sí conformó un equipo ganador y campeón. A Mosquera no se le dieron los números y el despegue de la nave fronteriza no fue posible. Al final de cuentas fue removido del cargo, tarde para algunos, a tiempo para otros.
Los extranjeros traídos para reforzar a los criollos y a los nacionales tampoco dieron la talla. Rescatable, el trabajo del portero Ezequiel Mastrolia. Al final, Lucas Ríos trató de mostrar juego y de conducir al grupo. Pero no solo de intentos vive el mediocampista. Debe ser constante, fino y seguro en la cancha. En este caso no se dieron esas cualidades. Si el Redin-tor lo quiere para el próximo torneo, debe afinarlo, como era Bernardo en sus buenos tiempos al lado del Pibe.
Los otros extranjeros pasaron por aquí y fútbol que no se les vio. Así es el deporte, se acierta con unos y se pierde con otros. Esa máxima se cumple en cualquier esquina del orbe y Cúcuta no es la excepción. Eso no quiere decir que no se contraten uruguayos, brasileños, panameños, ecuatorianos, bolivianos o venezolanos. Significa que debe mirarse bien y escoger mejor. En el pasado reciente, Donamaris, como Alcalde, prometió traer españoles. Se le creyó, pero nunca cumplió. Así son ellos.
De los jóvenes y que prometen, sobresalió Bayron Suaza. En alguna ocasión lo llamaron como central y marcó gol; luego, lo pusieron a marcar por izquierda y cumplió, marcó gol. Y terminó el torneo con gol, ante los felinos visitantes de este sábado. Esos son los valores que deben cultivarse y llevarse por el camino correcto.
Jonathan Agudelo, experimentado y con recorrido, se esfumó partido tras partido. Los aficionados recuperaban al ídolo de años anteriores y palpitaron de emoción al conocer que de nuevo sería rojinegro. Al comienzo corrió, marcó, dio alegrías. Después, se esforzó y no cuajó. En el último partido fue relevado.
Los cucuteños cumplieron con lo que pudieron. Lo dieron todo en la medida de las circunstancias, sin descollar entre los grandes. Son de talla media y ahí quedaron. La esperanza es que Bernardo los tenga en cuenta y los mantenga activos. Si no ocurre así, Coveadse los espera.
Los aficionados, por su parte, acudieron a la cita cuando se necesitaron. Siempre festivos y alegres. Aunque en ocasiones se pasaron de revoluciones y ocasionaron el cierre de las tribunas. De ser la mejor hinchada del país, se pasó a la más sancionada de Colombia. Aclaración: no son todos, pero con los que actúan así basta para desdibujar esa imagen que se tenia de ‘fortín inexpugnable’.
En el encuentro de despedida, el Cúcuta Deportivo debía golear a Tigres y esperar resultados. La ilusión se vislumbró en el minuto 8. Suaza, de nuevo de cabeza, abrió el marcador. Ríos, 28 minutos después, puso a gritar a los hinchas. La goleada estaba a la vista. Catorce minutos después se desvanecieron los sueños y Vinicius, no el del Real Madrid (ya quisieran los felinos tenerlo en sus líneas), sino el Marcus, les puso los pies sobre la tierra. Golazo.
De ahí para abajo todo fue normal. Los visitantes encalambrados, lo que da a entender que no tienen preparación física para aguantar los 90 minutos, o que pueden ingresar a la nómina de Raúl Gasca. Cambios de un lado y otro, quema de tiempo, carreras, levantadas del asiento y pitido final. El Cúcuta permanecerá en la B.
En las cuentas últimas, el once motilón ocupó la casilla 11, luego de 16 partidos jugados. Acumuló 22 puntos, de 48 posibles, lo que da un rendimiento del 45,8 por ciento. No pasó el año. Ganó 6 partidos, perdió otros 6 y empató 4. La diferencia de gol lo favorece con un tanto.
Si directivos y accionistas lo deciden, Bernardo seguirá con la batuta en la mano y procurará ser el Redín-tor del once fronterizo. Silva Meluk tendrá que redoblar esfuerzos para convencer a los 20.000 abonados de que deben comprar de nuevo los boletos. Si lo logra, seguro, volverá a gritar que se siente ‘feliz, feliz, feliz’ (el acento paisa se lo ponen ustedes).
RAFAEL ANTONIO PABÓN