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1.- En la última semana, me propuse dar una vuelta por el centro comercial de Cúcuta en procura de captar lo que acontece ante la anormalidad de las relaciones con Venezuela y el no diálogo directo de los empresarios del área con los venezolanos, que a fin de cuentas son los que con las respectivas comunidades dan aliento y vida a esta faja territorial especial, que infortunadamente continúa sin ser entendida y verdaderamente auxiliada para que se suceda una trasformación positiva y se dé paso a iniciativas y proyectos que desde los comienzos de la historia pueden dar origen a prospectos de unión e intercambio, que difícilmente lo pueden celebrar otras naciones que no poseen la ubicación geoestratégica de la colombo-venezolana, ni los productos y áreas aptas para incrementar la agricultura, la ganadería y el desarrollo compartido.
Es tan impactante lo que se encuentra por la pasividad, la falta de asociación y la carencia de liderazgo, que uno puede imaginarse que se halla en cualquier zona marginal del planeta, pero no en una ciudad que se tuvo en cuenta para estudiarla junto a San Cristóbal, en el Estado Táchira, e impulsar el prospecto de la Ciudadela Internacional de los Andes, pero que ha sido por su conexidad y unidad con Villa del Rosario y todo lo que se produjo en el proceso de independencia, en la capital de la integración en América y, que a su vez, si logra hacer girar la aguja del tiempo y a sus pobladores y vecinos hacia la perspectiva visionaria del futuro, convertirse – junto con ellos- en un emporio de proyecciones multifacéticas en el campo industrial y de servicios, mediante acuerdos y entendimientos que den cabida a las verdaderas soluciones, que son exigentes, como las correspondientes al agua, al gas, a los costos en servicios, al establecimiento de áreas apropiadas y debidamente dotadas y adecuadas para parques industriales y tecnológicos, zonas francas especializadas y una zona aduanera para maquiladoras y sin descuidar los incentivos, estímulos y mecanismos que se deben otorgar para la atracción de inversiones y en las universidades y centros de estudio y capacitación, a las investigaciones e innovaciones, que esperan promotores y activadores.
2.-infortunadamente, y porque por mucho tiempo se ha dejado germinar el esperar y la no renovación de cuadros en las entidades y organismos que deben ser pilares del cambio y trasformación que a gritos pide la región, que llegó a contabilizar periodos de visitantes con más de 39.000 vehículos diarios, que a un promedio de tres pasajeros por vehículo arrojan más de 100.000 potenciales compradores, ahora nos encontramos con el triste espectáculo de observar la construcción de un nuevo puente internacional, mientras se cierra el tráfico automotor y la movilidad se reduce a la mínima expresión, todo, en medio de un silencio y pasividad, que sobrecoge hasta para aquellos que no saben el por qué fue llamada ‘la frontera más viva del continente’, y que hasta dio origen al triángulo de oro, compuesto por Maracaibo, San Cristóbal y Cúcuta.
3.- ¿Quiénes integran la Comisión Binacional Fronteriza y del sector privado que asiste y asesora a los agentes de los dos gobiernos encargados de regular y reglamentar las acciones y derechos que se estimen permisibles? Como es claro y evidente que Colombia y Venezuela en sus proyecciones institucionales registran diferencias ¿cuáles son las guías y directrices de los dos gobiernos? Bueno es recordar que el parque industrial de Kaoshing entre Corea del Norte y Corea del Sur, pese a las diferencias de los dos estados, es activo impulsor de desarrollo.
También, es bueno recordar que si la frontera no logra atención para los pedidos de asistencia y apoyo, y no se acuerdan descentralizaciones que permitan agilizar tareas y una mayor representatividad de la gente, seguiremos viendo desaparecer hasta las estaciones del tren y del tranvía.
Por eso hay que crear y estimular un movimiento de renovación y trasformación fronteriza que vele, dinamice y represente a los sectores ciudadanos.
JOSÉ NEIRA REY
Foto: AFP
