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CÚCUTA.– Un campesino y su familia están a las puertas de obtener la primera cosecha de arroz de su predio, tras haberlo recuperado mediante el proceso de restitución de tierras, en Norte de Santander.
Seis meses después de haber recibido, por parte de la Unidad de Restitución de Tierras, el predio que la violencia le arrebató durante años, Antonio ve el futuro con nuevos ojos y sonríe. En sus manos, las mismas que hasta hace poco levantaba al cielo para implorar una mejoría en su vida y la de los suyos, hoy sostiene con orgullo las espigas de arroz que en poco menos de un mes representarán la primera de las muchas cosechas que espera producir en el terreno al que ha terminado por rebautizar ‘El Milagro’.
Cada semana, con el entusiasmo que lo embarga desde que recibió la noticia de que volvería a ser el propietario de las 15 hectáreas que creyó perder para siempre, Antonio emprende el viaje desde Cúcuta hasta el corregimiento Agua Clara y de allí a la parcela en que, hecho nuevamente un campesino, trabaja con empeño el terreno y recorre extasiado el fruto del esfuerzo que emprendió en el momento en que llegó a la Unidad de Restitución de Tierras con la esperanza de algún día pisarlo.
Hoy, no solo Antonio y los suyos pisan su tierra, sino que por medio de la restitución se encuentran próximos a recolectar la primera cosecha de arroz en la que han trabajado los últimos meses. Han proyectado un cambio favorable en el estilo de vida ante los ingresos que esperan les genere la comercialización del grano. “Todos están aterrados de ver esta cosecha tan buena. Tenemos un acuerdo con los molinos para la venta del arroz”, dijo.
Hasta hace un tiempo se le veía abatido ante el infortunio que la violencia le deparó. Ahora, se muestra alegre, orgulloso de sí y satisfecho de legar un patrimonio a los hijos, los mismos que han terminado por contagiarse de la felicidad de los padres y la reverencia que rinden al predio por el que, de cierto modo, han dado la vida. Todos hicieron parte del desplazamiento forzado inicial que los sacó del terruño.
Al cultivo de arroz, además, poco a poco lo refuerzan con árboles frutales que igualmente simbolizan el renacer. Dichoso, Antonio invitó a quien lo desee a conocer su caso y ser testigo del floreciente panorama que se le vislumbra. Estas antiguas víctimas del conflicto hoy son uno más de los hogares a los que la restitución de tierras ha cambiado la vida en Colombia. Atrás quedaron los años de dolor en espera de un milagro. Ahora, con la Ley 1448 de 2011, este humilde campesino es el propietario de uno.
Foto: @URestitucion
