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CÚCUTA.- “Creo que en Cúcuta nos merecemos una ciudad que nos haga y nos permita ser cada vez mejores seres humanos y ser más felices”. La afirmación la hizo Wilfredo Grajales, candidato a Alcaldía, en el foro organizado por la Universidad Libre, a comienzos de semana. En la actividad académica participó el ex alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, y expuso su idea de ‘ciudad soñada’.
El sacerdote salesiano, que pidió permiso a la comunidad y al papa Francisco para participar en la contienda electoral de octubre, desde niño ha soñado y ha pensado lo mejor para la ciudad. En la línea del servicio a los demás nació como trabajador social. En el colegio cumplió el apostolado con visitas a los barrios para prestar el servicio que se repartía entre lo religioso y lo social.
En esos momentos entendió la evangelización como el llevar una buena noticia, como un trabajo de humanización. “Me descubrí ahí. No tengo vocación de sacristía, sino que tengo vocación de servicio social”. En esa obra se hizo y desde ahí ha formado el ser humano que es hoy.
Está convencido de que “los seres humanos, si nos llamamos hijos de Dios no es por una teología o una teoría, sino porque somos iguales, somos hermanos y porque nos merecemos lo mejor. Ser hijos de Dios, es ser como dioses”.
Le duele encontrarse en la sociedad con personas que no pueden ser felices, porque la sociedad les ha puesto límites. La situación de esa población siempre lo ha llevado a comprometerme en un trabajo serio y responsable, que permita construir la felicidad que cada uno merece”.
Por tratarse de un acto académico, el Partido Verde no anunció de manera directa el respaldo a Wilfredo Grajales en la aspiración de llegar a la Alcaldía de Cúcuta. Enrique Peñalosa, vocero de la colectividad, lo mencionó superficialmente, sin decir que ese es el candidato ungido para manejar los destinos cucuteños en los próximos cuatro años.
“La ciudad, la considero la base para esa persona que soñamos”, dijo Grajales. “No vamos a ser felices solitos, necesitamos siempre estar en grupos, asociarnos, ir en comunidad, aprender a trabajar juntos”. El sacerdote, por respeto al auditorio, tampoco habló como aspirante a llegar al Palacio Municipal. Habló generalidades para sembrar una imagen entre los asistentes. “El proyecto de ciudad que tenemos que construir debe ser de común acuerdo”.
La democracia, afirmó, obliga a llegar a un acuerdo sobre lo que se quiere construir. “No es lo que unos pocos quieren hacer de la ciudad, es lo que la mayoría decide. Lo triste de nuestra ciudad es que las grandes mayorías participamos del concepto griego del proceso de idiotas, porque no participamos”, dijo en alusión a lo referido por Peñalosa. “Hemos dejado el escenario de las decisiones a otros”.
Reiteró que lo más democrático que pueden tener los cucuteños “es soñar con una Cúcuta mejor, con una ciudad mejor”. Para alcanzarlo deben participar de la construcción de ese proyecto que permita hacer la ciudad pensada. “¿Cómo hacerlo? Indudablemente, con la participación de todos y tenemos que ponernos de acuerdo y construirla entre todos”.
Miró al auditorio y aseguró que algunos no llegaron con el pensamiento puesto en la ciudad, como en ese momento lo hacen. “Los que se dejen tocar por estas ideas se van diciendo ‘no había pensado en esto’. Ahí empezamos a construir. Empezamos a hacer una ciudad distinta cuando en la cabeza de cada uno, en los sueños de cada uno, se empieza a construir una ciudad distinta”.
Para alcanzar la construcción de esa ciudad corresponde a los ciudadanos tomar decisiones para que no se despilfarre y malgasten los recursos del Estado. Cúcuta “es una ciudad que no cuenta con recursos con los que podamos hacer un cambio de manera contundente”. En cambio, sí se pueden manejar mejor los recursos que hay para empezar a resolver los problemas.
“A la participación en la construcción de ciudad tenemos que agregarle trasparencia en el manejo de los recursos, que deben ser considerados sagrados, deben ser manejados con responsabilidad de quien sabe manejar los recursos de todos”. Esa es otra estrategia que debe estar presente en la construcción de la ciudad. “Tenemos que empezar a sentirnos indignados con unos hechos que pasan en la ciudad para que encontremos la solución”.
En rechazo a algunos aspectos que afrontan los cucuteños dijo que no subiría a un sistema de trasporte como el actual, ni andaría por las calles con un coche de niños toreando carros porque no hay andenes, ni viviría en una ciudad donde no se sienta seguro sino de las rejas de la casa para adentro. “Esos paradigmas, a los que estamos acostumbrados, los tenemos que romper para construir una mejor ciudad”.
RAFAEL ANTONIO PABÓN
Foto: www.contraluzcuucta.co
