La necesidad y urgencia de una transformación entre nosotros, para que las fajas fronterizas cumplan su misión, de nudos articulares del proceso de integración, es una tarea y una obligación, sin excusas y ahora, que se debe iniciar y acentuar, con un gran movimiento regional.
1.- La historia de la región ha requerido, muchas veces, de la presencia y participación activa de sus hijos para intentar estructurar y adelantar el desarrollo. El complejo histórico de la Villa del Rosario, que en su esencia es el mejor y mayor tributo a la integración en América, pero al que no se ha dado la importancia y trascendencia que sintetiza y representa, debiera transformarse en la cita y motor que es indispensable para salir, de esta etapa dura y mediocre, en que hemos incurrido, al no darnos cuenta de que el mensaje de unión, unión, unión que simboliza ese lugar de convergencias debe transformarse en la consigna de una gran lucha por la defensa del Continente y el emerger de estos pueblos, cuyas fajas territoriales lo que requieren es el trabajo compartido y la visión de los dirigentes para constituirse en tierra de promisión al aprovechar ventajas comparativas especiales, ubicaciones geopolíticas extraordinarias, los océanos Atlántico y Pacifico como factores de interrelación y la identidad y el sentido de pertenencia de los habitantes de esta parte del mundo, para darle cabida a una nueva, positiva y evolutiva concepción del papel que juegan los sitios planetarios.
2.-Sí, aunque para algunos parezca mentira, ilusiones pasajeras o un análisis sin fundamento – porque todavía no aparecen los grandes emporios y las gigantes compañías ofreciendo los iniciales respaldos para gestiones de proyección y perspectiva – nadie podrá descartar que una unión franca y abierta de Colombia y Venezuela, cimentando y fortaleciendo a las fronteras con ejemplarizantes y auténticas políticas de Estado con incentivos, estímulos, mecanismos y mejoramiento integral de la infraestructura operativa y de servicios produciría un cambio de tanta envergadura que repercutiría, sin duda, en los centros productivos y canalizadores de riqueza del mundo, por la generación de empleos y la movilidad de iniciativas. Y, porque un enfoque a mediano y largo plazo, con la ayuda de empeños iniciales sustanciales, otorgaría una captación mayor de lo que queremos exponer y permitiría que hubiera mayor claridad, también es evidente que en nuestro medio por haber pasado tanto tiempo bajo la dependencia y la marginalidad de la ganancia ocasional al por menor y al flujo o reflujo de los cambios monetarios y cambiarios, impulsados o fomentados por la ley de la oferta y la demanda- a escala binacional- nuestro sector empresarial que en el pasado fue promotor y generador de industrias y de valiosas actividades comerciales que llegaron hasta otras ciudades de Colombia y de Europa y de Centro y Norteamérica, debe salir del letargo y de lo que llamamos la cultura del atajo, generador del inmediatismo y facilismo, pero disipador y agente atentatorio de la unidad y la labor compartida y en equipo, a nivel amplio y comprometido, como fácil es demostrarlo, con lo que está aconteciendo, a uno y otro lado de los límites. .
3.- Un gran movimiento político regional que aglutine a los partidos políticos por la calidad de los miembros que se escojan o se les otorgue apoyo podría ser un primer paso constructivo y capitalizador para una gestión más directa y general, como recientemente lo exponíamos a figuras conocidas y promotores de la región, que evaluaban la necesidad de un giro y de una acción consecuente para sacar adelante a estos nudos articulares del proceso de integración. Y, así, superar el desempleo, la violencia y el atraso que crecen y nos agobian
Con parques industriales y tecnológicos conjuntos, bien estudiados y fijándole a la academia y a todo lo docente, la priorización que se requiere y merece para que la investigación, la innovación y el concurso de todos haga de la actitud y de la conducta la nueva, eficaz y emprendedora tarea de todos, sin dudas, se podrá vislumbrar un nuevo mañana. Y, un más afortunado porvenir, porque habríamos crecido y mejorado e integrado al planeta. Y la representatividad y la descentralización será otra, porque estaríamos impulsando la armonía del progreso y del desarrollo.
JOSÉ NEIRA REY
Notas al margen