CÚCUTA.- Víctimas del conflicto y concejales encendieron, este lunes, velas para representar la luz que debe iluminar las acciones a favor de hombres y mujeres que han perdido familiares, bienes materiales y la esperanza de vida, como consecuencia del conflicto armado colombiano.
Cúcuta es una de las mayores ciudades receptoras de víctimas, provenientes de los municipios de Norte de Santander afectados por el enfrentamiento armado, o llegados de otras regiones del país expulsadas por los actores de este pleito sin fin.
La ceremonia se cumplió en el salón de sesiones del Concejo para conmemorar el Día de las Víctimas. La coordinación estuvo a cargo de la Unidad de Atención y Orientación a Víctimas de la Violencia (UAO).
Las calles cucuteñas y los barrios de la periferia se han convertido en el refugio escogido por niños y adultos desplazados de sus parcelas. La realidad de la ciudad choca con las costumbres del campo y a cambio de encontrar soluciones, estos seres incrementan su dolor.
Los concejales concluyeron que los miles de víctimas que ha dejado el conflicto colombiano merecen ser homenajeadas. Entre tanto, en otros lugares de la capital nortesantandereana la miseria acompaña a estos campesinos e indígenas.
“El 9 de abril es el día nacional de la memoria y la solidaridad con las víctimas. Es una fecha para mirar atrás y tomar conciencia de la estela de dolor y sangre que la polarización, por medio de las armas, ha dejado de herencia”, dijo el concejal Wilmar Cepeda.
La fecha representa la oportunidad para enviarles a las víctimas el mensaje de un país que busca poner punto final al prolongado conflicto. “A los secuestrados, a los niños en la guerra, a quienes se han acostumbrado a ser víctimas, les decimos que aquí estamos, que ellos también son ciudadanos, que queremos iniciar un proyecto de país con ellos, hacer un homenaje a sus luchas y acabar con esa indiferencia que los vuelve a victimizar”, dijo Nelly Flórez castellanos, coordinadora de la política pública UAO.
El objetivo de la conmemoración es que los ciudadanos guarden en la memoria los hechos violentos que el país ha vivido en las últimas décadas y que entiendan que no se deben repetir.