CÚCUTA.- El vallenato tuvo sabor infantil en Cúcuta. Niños, inquietos por la música, un día mostraron interés en el hogar, convencieron a los padres y comenzaron la carrera como acordeoneros. Cada intérprete de este instrumento tiene una historia y la cuenta, aunque todavía no le han puesto ritmo. El Festival Perla del Norte del dio otra oportunidad para subirse a la tarima y mostrar sus habilidades en las teclas y el canto.
Ejecuto el acordeón y canto
Ana Paula tiene 10 años, vive en Chinácota, cursa quinto grado, toca e interpreta al acordeón para darle el sonido del vallenato original. Habla con propiedad, lleva lentes oscuros y no se despega del instrumento musical. Desde niñita le ha gustado la música, en especial este ritmo y con este aparato.
Los padres le han dado apoyo en todo lo que ha querido y la han llevado a concursos nacionales, en los que ha cumplido destacada actuación. Le gusta interpretar puyas, más que los otros aires y si Dios se lo permite, tocará acordeón siempre.
Vendrán coronas y premios
Laura Patricia comenzó a tocar acordeón hace poco tiempo y cuando se presenta en tarima parece una experta de años y años. Una coincidencia familiar le puso el instrumento en las manos. El papá lo compró para el hermanito y no lo quiso. Se lo ofrecieron y aceptó el regalo. Asiste a la academia para perfeccionar el toque y avanzar en el conocimiento musical.
Está ilusionada y en el futuro próximo se ve con coronas y premios vallenatos, como reconocimiento al esfuerzo que hace y a la disciplina que ha tomado, a pesar de tener 13 años. El contacto con las teclas le enciende la adrenalina y la pone feliz y orgullosa, especialmente cuando interpreta merengue. Cursa octavo grado y como buena alumna cumple con las tareas, va al gimnasio, estudia.
El acordeón es parte de mi cuerpo
Isabela Alejandra tiene 8 años, su talento infantil tomó el camino de los instrumentos musicales y combina el piano, el bukele y el acordeón. Su padre, en la juventud, tocó acordeón y le transmitió ese gusto. Un día, mientras escuchaban música en casa, le preguntó qué sonaba. La respuesta fue el nombre del instrumento.
La terapia continuó con video y más canciones hasta cuando despertó en la niña el gusto por ese ritmo. Al pedir un acordeón como regalo no le creyeron. Ahora, lo abraza y lo cuida como a una de las partes de su pequeño cuerpo. Disfruta con el merengue, porque es movido y puede bailar mejor. Entre los ídolos enumera a Diomedes, Juancho Rois y Amín Martínez. Se deleita al escuchar La plata y Mi primera cana.
Vallenato venezolano
Rafael es nacido en Coloncito (estado Táchira), hace 6 años toca acordeón. El papá acostumbraba a oír música en el carro y ahí le tomó afecto al vallenato, tanto que le encantó cómo sonaba el acordeón. Le encanta Lucero espiritual (Diomedes Díaz). Cuando no toca el instrumento reparte el tiempo entre el estudio y el fútbol.
A diferencia de muchos, se siente bien en la puya. Es un aire que toca con cariño. Los padres lo acompañan a dónde va a demostrar el talento artístico que posee y han viajado a Barrancabermeja, Valledupar y Bogotá donde ganó.
Entre la puya y el paseo
Cuando Juan David se pone el acordeón en el pecho es para tocar. Estudia tercer grado, es cucuteño. Hace un año, en la casa, se detuvo a mirar los vídeos que su papá veía de Diomedes y le llamaron la atención la música y el ritmo que salían de ese instrumento. Entre la puya y el paseo prefiere el último.
Todavía no está preparado para tocar y cantar. Por ahora, toca, siempre concentrado para oprimir el botón correcto y no perder la nota que debe dar. De Diomedes prefiere Tu cumpleaños.
RAFAEL ANTONIO PABÓN
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