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CÚCUTA.- Los cucuteños han salido a las calles a disfrutar con los espectáculos programados en desarrollo de las Ferias y Fiestas 2024. Los desfiles han permitido vivir momentos que recordarán por años. A pesar del inclemente sol, con los 35 grados centígrados, niños y adultos han permanecido de pie para gozar y ser testigos de los actos.
El desfile de carros, entre clásicos y antiguos, de diferentes tipos y marcas, con conductores y pasajeros alegres, arrancó aplausos. Los atiborrados asistentes aclamaron los modelos de su preferencia y pidieron que los hicieran rugir o pitar para sentir la adrenalina a todo motor.
Los vehículos acondicionados con súperequipos de sonido pusieron en alto la nota musical en cada tarde. Las melodías salían despedidas a un volumen solo permitido en ferias. Las letras se escucharon y tararearon, mientras el cuerpo de estremecía por los decibeles.
Las comparsas, congregadas en el Parque Lineal, mostraron ingenio al momento de elegir los atuendos que exhibirían en la larga pasarela que los llevaría hasta El Malecón. En el recorrido posaron para conocidos y extraños, ante gestos de admiración y respeto por la creatividad.
Cuando el turno correspondió a las carrozas, el público entró en delirio. Las figuras confeccionadas sobre vehículos dejaron ver la ardua labor de artistas que dedicaron horas para provocar sensaciones festivas entre los asistentes. Cualquiera de los contornos dejó impresionados a los cucuteños, que en millares se apostaron en las contemplar estas obras de arte rodantes.
Las bandas marciales, como es costumbre cuando desfilan ante los ojos de espectadores que se extasían con la música, se lucieron, y lucieron a la altura del compromiso adquirido. Los jóvenes saben cómo tocar cada instrumento para que suenen acompasados y las melodías pongan a bailar al que haya asistido para divertirse.
El momento especial se vivió con la presencia del elenco de Sábado Felices. Los humoristas, haciendo gala del don de gentes que poseen, caminaron por la avenida sexta, saludaron a chicos y grandes que coreaban sus nombres o remoquetes y posaron para las cámaras móviles.
Muchas sonrisas se vieron en esos instantes, sin que contaran un chiste. Ver en carne y hueso a Piroberta, Lucumí y el resto del grupo llevó al delirio.
