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CÚCUTA.- La Iglesia acompaña en el dolor a las familias de las víctimas del 5 de marzo de 2003 y las anima a mantenerse en el perdón, porque el único camino que transforma el mundo es el amor. El mensaje lo entregó monseñor Oscar Urbina al final de la eucaristía organizada en conmemoración de los 13 familiares y amigos trabajadores del Centro Comercial Alejandría que perdieron la vida.
“A quienes ese día perdieron la vida la Iglesia los recuerda en la oración diaria”, dijo el arzobispo emérito de Villavicencio. Pidió a los cucuteños comprometerse en la tarea de sembrar amor en los niños y en los jóvenes que han crecido en esos ambientes de violencia para que sean capaces de construir una sociedad fraterna y en paz.
A las autoridades municipales y departamentales las invitó a trabajar sin descansar para que “podamos vivir como hermanos”. Cúcuta “es una tierra bendecida, que puede producirnos pan a todos para que no haya indigentes, para que no haya personas que tienen solo una comida al día”. Les pidió no cansarse en la lucha por conseguir la reconciliación, la paz y la fraternidad para los nortesantandereanos.
De los comerciantes de Alejandría, destacó que dos décadas después, sacaron un bien, de un mal, el atentado que les causó dolor, destrucción y muerte. “Conocí el edificio cuando era el colegio de las hermanas de la Presentación, era otra realidad. Ahora, las familias se triplicaron y pueden sacar el pan del trabajo que cumplen. Esto es sacar de los males, bienes”.
Monseñor Oscar Urbina instó a los empresarios cucuteños a mantenerse en el camino de la solidaridad. “En la ciudad hay muchas fundaciones, empezando por el Banco de Alimentos y otras que ayudan a los necesitados”. Resaltó el trabajo que cumplen instituciones para sacar a los jóvenes de la adicción a las drogas. “Esas son obras que tiene la Iglesia y que con un pequeño aporte, entre todos, hacemos grandes construcciones”.
