Años de juventud, de amigos y compañeros,
juventud vivida en pleno.
Quinta Teresa, tus pasillos y salones
testigos de nuestros estudios, rezos,
cantos, griterías y actos solemnes:
un “se me olvido” generó un medallón.
Un X56Ω negativo de un “Chucho” Soto
generaron obras de teatro.
Sus patios de recreo formaron campeones deportivos.
Su esquina cómplice, al paso de la Tabaquera,
mujer sensual, colmó nuestros sueños eróticos nacientes,
siendo la primera fantasía sexual.
Quinta Teresa hoy necesitas de nuestra solidaridad,
para que presentes y futuras generaciones,
disfruten esos pasillos, salones, patios y esquinas,
donde vuelvan a colgar nuestros mosaicos
y los de las próximas promociones.
Rómulo Albarracín M.
Promoción 1965
estudie en el sagrado y siempre me pareció una construcción majestuosa pasare para admirarla
cultura…