CÚCUTA.- Wilson David Alba García, Jaime Enrique Aparicio, Carlos Eduardo Escalante, Wilson Eduardo Montes, Gerluis Muñoz Mercado, Sady Oviedo, Fabián Pacheco y Víctor Manuel Rojas recibieron, ayer, la orden como diáconos de la Iglesia Católica en Cúcuta.
El acto se cumplió en la Catedral de San José, con ocasión de la fiesta del patrono de la capital de Norte de Santander. Momentos antes de la ceremonia entró al templo la imagen del santo rescatada del terremoto que destruyó a la ciudad en 1875.
“Aquí están los escogidos”, dijo monseñor Julio César Vidal Ortiz en la homilía. Entre los acompañantes estuvieron los padres y madres de los futuros sacerdotes, los miembros del presbiterio diocesano, los amigos y los fieles.
“A lo mejor, muchos no querían, que cogieran este camino. Aspiraban a que fueran médicos o abogados, pero fueron capaces de respetar cuando se dieron cuenta que lo que aparecía en sus hijos no era cosa salida de ellos sino que era algo venido de Dios, que los había entusiasmado, y que cada día los fortalecía”, dijo el prelado.
Los nuevos diáconos fueron llamados por su nombre, uno a uno, y pasaron al frente del altar mayor de la Catedral para responder “presente”. En ese momento comenzaron a asumir el reto impuesto de proclamar el evangelio, presenciar los sacramentos del bautismo y la confirmación, de hacer las exequias y de llevar la comunión a los enfermos.
La vocación que un día despertó en cada uno fue desarrollándose poco a poco y los llevó al seminario, donde recibieron apoyo de los sacerdotes para esclarecer cada día la vocación. Hoy, están llamados a ser humildes, hombres de fe, caritativos, generosos, trabajadores y servidores.
“Van a dar un paso importante. Les voy a imponer las manos como sucesor de los apóstoles, como obispo de esta Diócesis. Recibirán la orden del diaconado que los incorpora a la iglesia jerárquica”, dijo monseñor Vidañl Ortiz. Inmediatamente, hicieron la profesión del celibato.
A partir de ese momento van a comprender lo que se les pide y saben que están en el triple ministerio de anunciar el evangelio, de santificar y de servir. Tendrán que orar por la Iglesia, comprenderán que tendrán que vivir para los demás y no para ellos,
Por eso, como todos los consagrados, “no podemos estar pensando en qué parroquia quisiéramos, no podemos pensar en cuál es la que nos da más dinero, no podemos pensar en cuál es la que nos da más comodidad. Tienen que estar pensando en poner siempre su vida al servicio del reino de Dios”.
Juraron fidelidad al Obispo que los ordena y a todos los obispos del mundo. “Necesitan de la gracia de dios para cumplir con todo lo que van aprometer”, dijo monseñor Julio César y enseguida hizo recomendaciones a los participantes en el acto:
1.- Presbíteros. Acogerlos y agradecer a Dios este momento con amor, con cariño y darles ejemplo
2.- Familiares. Orar por ellos para que el compromiso adquirido lo mantengan firme y lo puedan cumplir.
3.- Pueblo de Dios. Orar por cada uno de los diáconos.
RAFAEL ANTONIO PABÓN