1.-En medio del más desesperante y oprobioso silencio que generan la pasividad, indiferencia y desidia, no solo de los que representan el poder o de los que lo detentan, coparticipan y viven de él – por muy diversas maneras, factores y circunstancias – la ciudad, la región y la frontera están gestando –con esa soterrada actitud y conducta – momentos de incertidumbre y de una gravedad que no está siendo evaluada, ni tenida en cuenta, porque lo predominante ahora y por la vecindad del proceso electoral es el increíble y abusivo empapelamiento de postes, muros, paredes y vehículos que destacan el afán de llegar hasta los mandos superiores de quienes se anuncian como portadores de las soluciones que se requieren para apuntalar la ciudad, impulsar la región y hacer de la frontera una noción práctica de entendimientos y de ejemplarizante integración.
Ante eso, que amerita atención y un tratamiento urgente y acorde con las posibilidades, sería interesante, aleccionador y abiertamente positivo que en un acto democrático y demostrativo del verdadero afecto por su tierra y pobladores los aspirantes al Senado y a la Cámara de Representantes –como miembros y voceros de los grupos políticos y religiosos a los que pertenecen – explicaran auténticamente a la comunidad las acciones y los proyectos que se comprometen a cumplir, con las razones y los fundamentos en los que basan y sustentan su talante y representatividad.
No dudamos que un gesto educador y constructivo como este, permitiría reconocer la magnitud de la situación que se experimenta y el grado real de expectativas para opciones y alternativas que tengan factibilidad en estas fajas territoriales que siguen siendo marginales, dependientes y abandonadas, como es fácil demostrarlo. Además: la oportunidad de saber: el hacia dónde vamos.
2.- Anotamos esto, porque a los partidos y a los credos – que ahora les dio por hacer gestión política – no exponen programas, ni empeños sobre lo que debe ser una política para las fronteras, ni para ciudades y regiones, como las que representan Cúcuta y Norte de Santander.
Si esto no es así, que expongan, y de manera concreta y clara, las diferencias ideológicas y propuestas programáticas entre liberales y conservadores, o entre los partidos de colores o de vocales e incluida la llamada oposición, en sus divisiones. Y, lo anotamos, porque lo que hay son nombres y no ideas.
3.- Si reconocer que solo en las calles de Cúcuta hay más de 250.000 vendedores ambulantes informales –sin contabilizar otras actividades y campos – y que no hay a términos prontos soluciones de empleo, originando o continuando siendo patente esta situación un enorme y grave problema social, y que no poseemos normas, procedimientos, ni reglamentaciones que den origen a incentivos, estímulos y mecanismos promotores del cambio y trasformación social, económica y política que requiere y le urge a Cúcuta, la región y la frontera, hay que confesar y constatar que hay una inoperancia funcional y un inocultable problema por resolver, cuya tarea es de todos, sin excepciones.
Ojalá la plaza pública, los recintos académicos y la auténtica democracia presencial y participativa den testimonio real y valedero de lo que se necesita y ansía, porque los problemas existentes requieren soluciones. Y, cualquier postergación o equivocada elección, dejará implicaciones serias para todos. JOSE NEIRA REY
Notas al margen